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Los ambientadores químicos contaminan. Para eliminar
esos malos olores que a veces hay en casa, se puede poner
a hervir un recipiente con agua, a la que se le ha agregado
canela, clavo de olor y cáscara de limón.
También resulta efectivo poner en medio de la habitación
un recipiente con agua fría y bicarbonato disuelto,
mezcla que absorberá los olores desagradables.
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El papel higiénico y de cocina y las servilletas
desechables deben ser de papel blanco. Cuando son de
colores significa que se han usado grandes cantidades
de elementos químicos contaminantes para fabricarlos.
Todas esas sustancias, como basura, irán a parar
al seno de la naturaleza.
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En lugar de usar productos químicos para que
el piso de la cocina y el baño queden brillantes,
se lo puede hacer con el agua de un recipiente al que
se le ha agregado una taza de vinagre. Quizás
quedarán un poco menos relucientes, pero el planeta
lo agradecerá.
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En vez de usar insecticidas químicos para eliminar
las polillas de roperos y armarios, se puede recurrir
a un puñado de flores de lavanda o de hojas de
eucalipto, o cortar rodajitas finas de cáscara
de naranja, eliminando lo blanco del interior. El vegetal
elegido se envuelve en papel poroso y se distribuyen
los paquetitos en los compartimientos del mueble.
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Al ir de compras, hay que procurar llevar la propia
bolsa, de modo de evitar las plásticas que normalmente
se entregan en el comercio. El plástico es difícil
de degradar, y este tipo de bolsas se fabrica cada día
más en el mundo. Vivimos, de hecho, en un mundo
cada día más plástico, más
artificial.
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Ahorrar electricidad es ahorrar dinero, y también
recursos naturales. Cuando se abre la puerta del horno
encendido, se pierde energía, que se recupera
consumiendo electricidad.
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