:: PREÁMBULO.
   Morir es vivir.

Por: Juan Pablo Yáñez Barrios.

El 1º de Noviembre se recuerda a los muertos. Quiero hablar de la muerte inspirándome en Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra suiza conocida por su dedicación a los agonizantes para ayudarlos a comprender que la muerte es sólo el paso necesario para pasar hacia otra dimensión de la existencia.

Su experiencia con enfermos terminales y con personas que han estado clínicamente muertas por instantes y que luego se han recuperado, hace confiable todo lo que nos dice. La esencia de su enseñanza es la afirmación de que la muerte no es más que un pasar el examen de la escuela de la vida para ir a una dimensión más cercana al misterio de Dios.

Cuando se abandona el cuerpo físico no hay miedo ni ansiedad. Se experimenta una percepción aumentada de las cosas, y se vive, además, una real plenitud corporal al darnos cuenta de que estamos inmersos en un cuerpo etéreo ajeno al
dolor y a las discapacidades. El inválido ahora puede desplazarse, el ciego puede ver, el cuerpo físico ya no estorba, y se percibe con precisión a las personas cercanas, ya sean parientes o parte del equipo médico que ha atendido al que recién agonizaba. Desde el cuerpo etéreo todo puede observarse desde una posición elevada, en un estado de conciencia cercano a la incredulidad.

EL AMOR

Las personas que han tenido experiencias de muerte y que luego se han recuperado coinciden en señalar que se pasa por una especie de puerta o túnel para, al final, encontrarse con una luz extraordinariamente fuerte, que sin embargo no ciega y que nos sumerge en la comprensión del todo y en la vivencia definitiva del amor.

Será éste el momento de mayor dolor y reflexión: Aquí nos daremos cuenta de cuántas oportunidades para entregar y recibir afecto, amistad y solidaridad, desperdiciamos en la vida. Comprenderemos que lo único que importa es el amor, y que nuestros triunfos, nuestros títulos, nuestro dinero, son (o fueron) hechos irrelevantes.

Nadie nos amenazará, nadie nos castigará. Seremos nosotros mismos los que tomaremos conciencia de que la vida no se acaba con la muerte, y de que ella continuará, allá o acá, para que podamos seguir evolucionando hacia lo que no pudimos alcanzar en la vida recién terminada.