:: LEYENDAS.
   
La calchona.

Por: Julio Arancibia O*.

"No temas a la cabra-mujer, que no es un engendro de la noche,
es una pobre bestia humana hambrienta de hombres, de borrachos y ladrones,
pero témele a la verdadera Calchona, esa que ni siquiera las cruces la asustan,
y que te succiona la sangre como vampiro, a ella témele, pues cambiará tu destino."
(Francisco Javier Bécquer)
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Una leyenda que tiene demasiadas versiones. Una historia que ha marcado la vida de muchos en el Cajón del Maipo. De muchas versiones que hay, sólo puedo decirles que es la degeneración de la historia original, algún relato sin base de cualquier periódico. La forma en que ha sido transmitida esta leyenda deja mucho que desear. Estos relatos forman parte de nuestro patrimonio cultural y por ende debemos prestarles mayor atención y darles más importancia. No mostrar la parte dulzona como esos relatos para escolares, sino mostrar las leyendas tal cual son, con esa atrayente magia que nos lleva a un mundo mezcla de oscuridad y realidad.

Entre las versiones más vulgares y conocidas sobre la Calchona, está la de una mujer que se vestía con pieles de cabra y salía a perseguir a los hombres que pasaban a caballo por lo que hoy se conoce como el puente "La calchona", a los que les robaba el dinero y golpeaba el caballo.

Les voy a contar la versión más llegada a la realidad, si así podríamos decirle a los misteriosos sucesos que envuelven este relato.

La verdadera calchona era el alma (podría decirse que aún "es") de una mujer que fue salvajemente violada y asesinada por unos jinetes que iban al rodeo a San José. Dicen que enterraron su cuerpo mutilado por los cortes del corvo debajo de un sauce que había estero adentro, el que hoy se conoce como "Estero la Calchona".

Pero el alma de esta mujer juró venganza y comenzó a aparecerse a todo el que pasase por allí de noche. Como una brisa helada y acompañada de gritos de ultratumba botaba a los jinetes de sus caballos y los dejaba inconscientes. Algunos morían por el impacto de la caída. Otros, los que sobrevivían, contaban que una forma blanquecina que hedía a putrefacción y muerte los botaba del caballo y los asustaba con sus gritos.

Mucho tiempo esto ocurrió así. Las gentes que vivían cerca de allí confesaban que sentían extraños gritos en las noches cerca del puente. También decían que una ventolera fuerte sacudía los árboles solamente en ese sector, como queriendo arrancarlos de cuajo.

Algunos pobladores se pusieron de acuerdo para expulsar a esta vengativa alma, que les causaba tantos padecimientos y temores. Para ello mandaron a hacer una cruz grande de fierro y la bendijeron. Luego la clavaron en el supuesto lugar donde se aparecía la Calchona, como la habían bautizado, pues dicen que la mujer asesinada era una pastora de cabras llamada así, que vivía en los cerros del Melocotón Alto.

Pero lo que lograron los habitantes del lugar, al poner la cruz, fue que aumentasen las andanzas de este espíritu, que siguió molestando a los jinetes.

Todo acabó cuando unos arqueólogos encontraron los restos de esta mujer. Los habitantes del lugar se pusieron de acuerdo en que los sepultaran en el cerro, donde guardaba sus cabras, y se bendijera el lugar de la tumba. Todo esto se hizo así. La Calchona nunca más se apareció por esos lugares y las gentes pudieron dormir en paz.

Mas este relato no termina aquí. Pasó el tiempo y esta historia se transformó en una leyenda que fue degenerada de la versión original. Todo ocurrió a raíz de que una mujer se comenzó a vestir con pieles de cabra y a maquillarse con pinturas blancas, y que comenzó a salir en las noches, cuando los jinetes que vivían en San Alfonso y sus alrededores volvían a sus casas, borrachos en sus caballos.

Dicen que esta falsa Calchona los asustaba y botaba del caballo y que robaba todo lo de valor que llevase el jinete. Un noche, un hombre que no tenía miedo ni al diablo quiso encontrase con ella, para lo cual se hizo el borracho. Cuando la mujer se le acercó para golpearlo, este le disparó con una pistola a quemarropa.

¿Se habrá repetido la historia nuevamente?, se preguntará el lector. No, pues esta otra mujer quedó viva y fue encarcelada. Después de esto nunca se supo más de algún incidente de falsas calchonas en el sector de Melocotón Alto.

Pero algunos aún se atreven a decir que, estero adentro, con dirección a los cerros, el espíritu de la verdadera Calchona todavía no descansa en paz, pues no ha logrado vengarse de sus asesinos. Por eso les advierto que si pasan por ese puente muy de noche, tengan cuidado y precaución. Nadie sabe si podría aparecer otra falsa Calchona o el espíritu vengador de la verdadera, que, dicen, chupaba la sangre de los que atacaba.

* Nació en Santiago en 1981 y vive en San José desde los 4 años de edad. Actualmente estudia tecnología de nivel superior en programación y análisis de sistemas computacionales.