está dentro de la célula o del núcleo no
podría ser sin las membranas. El caso de la célula
nos plantea con especial claridad un desafiante Koan (pregunta
insoluble utilizada por los maestros Zen en el Japón
para "detener" la mente racional de sus discípulos):
¿Qué se creó primero, las membranas de
la célula y del núcleo o lo que está adentro
de ambas estructuras? Lo incomprensible es que los más
expertos biólogos coinciden en que ambos, las membranas
y "lo que está adentro", son precondiciones
mutuas. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
En el
caso de la célula la única conclusión
posible es que de algún modo misterioso todas sus estructuras
y su organización entera co-evolucionaron en el espacio
y en el tiempo, así como si hubiera existido un cuidadoso
plan preconcebido... Hay gente que odia los misterios y que
sólo ama la certeza. La vida, sin embargo, a cada paso
nos está mostrando cuán "tiernamente"
limitada es nuestra percepción y nuestra comprensión
de la realidad a la cual pertenecemos.
En el
caso de la biosfera es más fácil darse cuenta
hasta qué punto todo el sistema terrestre está
involucrado en el fenómeno de vida, ya que desde tiempos
remotos sabemos que "polvo somos y polvo seremos".
Lo así llamado inorgánico ha estado desde el
origen de la vida literalmente reciclándose en lo viviente.
Lo inorgánico es una fase de lo viviente; lo viviente
es una fase de lo inorgánico que ha sido vivificado
por el sol... y el agua... y el aire... y mucho más
que no entendemos. ¿Dónde termina lo "orgánico",
lo viviente, y dónde comienza lo "inorgánico",
lo muerto? Masanobu Fukuoka, singular microbiólogo
y maestro de agricultura natural, escribe lo siguiente: "la
noción de una diferencia fundamental entre la materia
viviente y la no-viviente quedó obsoleta con el descubrimiento
de los bacteriófagos, la confirmación -en investigaciones
subsiguientes de patógenos virales- de la existencia
de materia no-viviente que se multiplica".
¿Nos
pasa algo adentro, nos cambia nuestra percepción de
la biosfera y de nosotros mismos si recordamos, si percibimos
afectiva y vitalmente que es la misma materia, la misma agua,
el mismo carbono... que son los mismos átomos que han
estado ciclando y recurriendo en distintas formas vivas y
minerales desde los orígenes de la vida en la Tierra?
Vivimos en cuerpos prestados. Somos una frágil y efímera
constelación de partículas animadas por el evasivo
espíritu de la vida; en nuestro caso en la forma y
organización llamada por nosotros humana. Las infinitas
partículas que constituyen nuestros cuerpos proceden
de todos los tiempos, de todos los lugares, de todo lo "orgánico",
y también de toda la estructura "inorgánica"
de la biosfera. Así de biosférica es nuestra
identidad.
Hay entonces
formas dramáticamente diferentes de percibir qué
constituye la esfera de la vida. Y esta percepción
parece ser fundamental para el desarrollo cultural y personal
de los seres humanos. De ella depende el modo cómo
nos situemos dentro de la biosfera y la calidad de nuestras
relaciones biosféricas.
*El
autor es magíster en estudios del medioambiente, Mención
en Ecología y Antropología. En 1997 obtuvo el
Premio Goldmann por la defensa del medioambiente y el 1998
el Premio Nobel Alternativo otorgado en Suecia por la Right
Livelihood Foundation.