Se
oye hablar de cierta disposición a fundar campos
nudistas en el país, y se menciona la zona del
Cajón del Maipo como punto de interés.
No está de más, entonces, alguna reflexión
al respecto.
En
ciertos países las mujeres no pueden mostrar
la más mínima parte de su cuerpo sin ser
castigadas severamente, incluso con la muerte. En contraste,
en otras culturas el cuerpo desnudo es tan natural como
el animal desnudo, el árbol desnudo o la piedra
desnuda, de modo que el ser humano puede vivir desnudo
sin que eso sea inmoral. Sin duda, en esos primeros
países el cuerpo desnudo se confunde con sexo
pecaminoso, y en los segundos es sólo una expresión
de la naturaleza.
Se
trata, entonces, de una pregunta de mentalidad. Hay
países en que el nudismo se practica con tal
espontaneidad y llaneza, que toda intención de
artificio o picardía queda eliminada de antemano
por el lado de los practicantes. No pasa lo mismo, sin
embargo, con el observador extraño o "mirón",
que, según su propia mentalidad, suele sentir
allí la presencia del morbo. La pregunta es:
¿Dónde está el morbo, en el cuerpo
del nudista o en la mente del mirón?
En
un país como el nuestro no estamos habituados
al desnudo. La reacción masiva en el caso de
la actriz que hace unos años se desnudó
en una casa de vidrio, así como otros sucesos
recientes, muestra una cierta actitud insana medianamente
generalizada. Es evidente que la mentalidad media del
país ve en la práctica del desnudo intenciones
que sólo están reflejando su propio concepto,
muy alejado de la intención que mueve a los nudistas
mismos, ya se trate de acciones de arte o naturismo.
Pensemos en las consecuencias que tendría en
Chile un carnaval como el de nuestros vecinos de Brasil,
país en que la relación de la persona
con el cuerpo desnudo no significa trauma.
De
acuerdo a lo dicho, lo más aconsejable para una
decisión con respecto a la autorización
de campos nudistas es la