al terrorismo,
producto de la propia política abusiva de ese país,
es determinante para apoyar la guerra, formando así
un círculo vicioso que escala de violencia en violencia.
El poder
del gobierno de Estados Unidos es tal, que puede hacer estallar
la guerra pasando sobre el sentimiento de la mayoría
de sus semejantes, tan personas como ellos, nacidos en la
misma condición natural que ellos: de un vientre humano.
No importa matar a miles de otros seres humanos, también
nacidos de un vientre, para conseguir lo que se proponen:
tener aún más poder con la ilusión de
disminuir así el miedo intrínseco en que viven
debido a su propia política de prepotencia.
En estas
circunstancias, uno llega a echar en falta la guerra fría,
donde al menos había otro poder que podía confrontar
al poderío norteamericano. Hoy, habiendo fracasado
el experimento soviético, hundido en sus propios vicios,
queda en pie una .gran democracia., una tan grande, tan omnipotente
y acaudalada, que se arroga el derecho de estar por encima
del bien y del mal, de decidir por el mundo entero y de pisotear
los derechos de la mayoría planetaria, esa mayoría
muticultural y multirracial constituida por personas tan humanas
como la endiosada minoría que dictamina y decide. ¡Eso
es democracia!
¿Qué
hacer? Por lo menos, estar por la paz. Para eso tenemos democracia.
Y también hay que pensar, hacerse preguntas: el señor
Bush,¿dormirá bien?, ¿verá en
sueños los rostros de los niños descuartizados
por las bombas, de las madres violadas y muertas ante los
ojos de sus hijos, de los ancianos eliminados como insectos?
¿Y será ese un buen sueño, o será
más bien una pesadilla? ¿Se sentirá limpio
cuando besa a sus nietos, a los niños norteamericanos,
y cuando en la iglesia inclina la frente ante Dios? Conociendo
las masacres del Sr. Hussein contra su propio pueblo y otros
crímenes cometidos por él a lo largo de su mandato,
a nadie le puede caber duda de que su conciencia no conoce
la sensibilidad, y que duerme bien, y que puede besar a los
niños y después eliminarlos. El camino del Sr.
Busch es paralelo, tiene el mismo destino.
Sea como
sea, hay algo evidente: ellos están por la guerra.
El Sr. Hussein podría ser hasta el cómplice
del Sr. Busch, pues le da el motivo exacto para que despliegue
todo su poderío de muerte. Si el señor Hussein
fuera un poquito más inteligente, tendría al
mundo a su favor. Pero no, él también está
por la guerra, y le importa un carajo que el pueblo iraquí
sea nuevamente castigado de muerte.
Siempre,
los verdaderos bandos están constituidos por los que
están por la guerra y por los que están por
la paz, los que están por la muerte y los que están
por la vida. ¿Dónde está usted, lectora,
lector? Vale la pena, en las noches, antes de dormir, o en
cualquier momento en que el espíritu humano se manifiesta
dentro deuno, responderse esta pregunta. Si todos lo hicieran,
de seguro nuestro mundo cambiaría y llegaría
a ser uno de amor. Somos una inmensa mayoría y tenemos
una responsabilidad de vida o muerte.