:: LEYENDAS.
   Narraciones de la noche de San Juan.

Por: Julio Arancibia O.

Cada palabra que sale de aquellas bocas, son orgullosas madres que
llaman al diablo, que le traen a los duendes la sopa de niños, los tue-tué,
los chonchones, la llorona, marcan el paso y se ocultan cuando llega la
noche del santo...
(Francisco Javier Bécquer).

El tiempo pasa y las narraciones que he ido oyendo de boca de habitantes de este valle del Maipo se van quedando en mi mente y mis sueños cada vez con más fuerza. Quiero tratar de entregar al lector toda la magia de las leyendas: la fantasía y la realidad mezcladas como un sabroso néctar en las mentes.

El 23 de junio es Noche de San Juan. Es una fiesta de nuestra cultura y tradición, motivo suficiente para identificarnos con ella más que con otras de origen extranjero,

como Hallowen. La noche de San Juan se hace presente en nuestro país desde la época colonial. Se dice que entonces no se debe salir fuera de casa, que hay que mantenerse encerrado en oración constante, pues las fuerzas del bien y del mal andan sueltas y confundidas. Estos decires son historia antigua, de señoronas santurronas y apegadas a los rezos de memoria.

Entre las narraciones más importantes sobre esta misteriosa noche está aquella de la higuera: a medianoche florece su flor. Para cogerla se debe tocar guitarra bajo el árbol. Quien logre ver la flor de la higuera tendrá mucha riqueza y quizás encuentre un entierro. Pero cuidado, que puede aparecer Satanás, presentarse de diversas formas: desde serpiente escamosa multicolor o de oro hasta de hombre vestido de negro con un guitarrón del mismo color bajo el brazo.

En esta noche de sombras también se puede averiguar sobre las finanzas futuras. Hay que tomar tres papas: una pelarla entera, otra hasta la mitad, y la última dejarla con cáscara. Se ponen las papas bajo la cama antes de las doce de la noche. Al día siguiente se saca una papa al azar. Si es la pelada quiere decir que la pobreza reinará ese año, si es la que tiene su cáscara significa que en ese hogar habrá una buena situación, y si es la a medio pelar quiere decir que las finanzas en casa serán irregulares.

Otra posibilidad en esta noche de misterio es encontrar entierros, esos que ocultan los duendes y que en otra ocasión no se pueden hallar. Para dar con un entierro se necesita un mate de brujo, un cirio que haya iluminado a un difunto y una pala. Se debe ubicar el lugar de un posible entierro, poner el cirio prendido dentro del mate y esperar. El mate girará por sí solo en el lugar del entierro. La hora más factible para encontrarlo es a las doce en punto, aunque hay plazo hasta las seis de la madrugada. Hay que apresurarse en sacar lo que se encuentre y, una vez en casa, hay que rociarlo con agua bendita.

Y tenemos el juego de la “tinta maldita”, que consiste en doblar un papel en tres y luego abrirlo para derramar en su centro unas gotas de tinta. Enseguida el papel se pliega nuevamente y se pone debajo de una Biblia a las doce en punto. Al día siguiente se saca el papel y se despliega. Si se obtiene una forma de ataúd significa peligro de muerte. Si la forma es de animal simboliza una maldición o brujería en el espíritu de quien juega. También se pueden formar figuras de corazón, que aluden a buenas relaciones amorosas, o figuras de personas, que indican buena salud.

Los niños de una familia de clase alta hicieron este juego. El menor obtuvo un loro, el mayor una persona. El menor, al día siguiente, comenzó a sentirse mal: deliraba y en sueños veía un loro verde y grande que le picoteaba los ojos. El niño murió. Pasaron los meses y un día el hermano mayor fue a comprar a un negocio cercano. La mujer que lo atendió, de quien se decía era bruja negra, lo hizo pasar al dormitorio para verle la suerte a través de las cartas. El joven accedió, pero grande fue su sorpresa al ver dentro de la jaula un muñeco colgado que representaba un niño y al que un gran loro verde picoteaba constantemente. El hermano del fallecido niño vio que el muñeco llevaba amarrado, en su cuerpo de algodón, un guante que le pareció conocido: el de su hermano. Se marchó llorando de rabia y miedo. Dicen que en otra noche de San Juan la mala bruja murió quemada, supuestamente porque en su casa la estufa explotó.


En esta noche también puede suceder que los tue -tué chillen alrededor de un sauce, indicando que allí hay un cadáver de algún asesinado. Para poder encontrarlo se debe atrapar el tue tué o chon chon e ir con él al lugar donde haya graznado. Si se encuentra el cadáver, hay que darle cristiana sepultura y marcharse rápidamente.

Se cuenta que en la casa de una antigua familia del Cajón del Maipo, en una noche de San Juan sus habitantes sintieron graznar a muchos tue tué. Palidecieron al escuchar a estos brujos indeseables. Los graznidos no cesaron hasta las tres de la mañana. Después las puertas de la casa fueron golpeadas fuertemente y los vidrios fueron rotos. Posteriormente escucharon llantos de niñas. Se levantaron para ver de dónde provenían y vieron a fantasmas pálidos y transparentes. Huyeron esa misma noche. Tiempo después se supo que esa casa estaba maldecida por duendes y que había cuerpos sepultados, gente que había sido asesinada. Más adelante los habitantes quemaron la casa y borraron todo rastro de lo que hubiese pasado.

“Las noches de luna acompañadas de un gélido viento que entristece el alma de los árboles. Camino por entre los arbustos y siento gemir a un duende verde: ha perdido su tesoro. “¡Maldita noche de San Juan!”, exclama. “¡Maldita noche en que la oscuridad y el alma de los bellos me quitan lo mío!” Pero el duende no sabe, ¡oh cielo, no sabe cómo disfrutan los tue tué bebiendo sangre y los muertos compartiendo los secretos con los vivos! El mundo se silencia en esas noches, las noches llaman, yo digo: ¡Salgamos y busquemos a aquellos engendros de la oscuridad, patética noche de terror y alma!.”