:: ECO-GRAMAS.
   Abuso de ruidos

El ruido se ha ido transformando, poco a poco, en una de las principales causas de deterioro de la salud mental de las personas que viven en lugares poblados. El exceso de ruidos de toda índole influye en la calidad de vida de la población al provocar cambios negativos en su conducta normal, que se manifiestan sobre todo en el ámbito psíquico y social.

El incremento de los ruidos ha crecido de forma tal, que hoy en día no sólo las grandes ciudades se ven afectadas por este problema, sino también los pueblos y poblados, lugares en que hasta no hace muchos años se podía aún gozar de la paz otorgada por la naturaleza, sobre todo los fines de semana, cuando los ciudadanos escapaban de las grandes urbes buscando la tranquilidad de los lugares a los que todavía no había arribado el llamado progreso.

En una gran ciudad, dada la naturaleza misma de las actividades que se desarrollan en ella, es extremadamente difícil controlar el nivel del bullicio. La principal fuente de esta contaminación acústica –que produce el 80% de los ruidos- consiste en los vehículos motorizados. La industria ocupa el segundo lugar, con un 10% de producción de ruidos. Hay otras fuentes aisladas, en los que juegan un rol importante los locales públicos (pubs, discotecas y centros de eventos), que, cuando sus organizadores no respetan los derechos de los vecinos residentes, quienes en general se consideran indefensos al no estar informados de sus derechos, se transforman en verdaderos puntos de conflicto y abuso.

Al estar sometido a un ruido constante, fuera de su voluntad, obligado a soportarlo, el ser humano ve incrementado el grado de estrés y cansancio, lo que trae como consecuencia un aumento de alteraciones mentales que suelen conducir a tendencias agresivas, problemas de concentración, de observación y de rendimiento general en las actividades usuales; dolores de cabeza, dificultades para dormir y tensión nerviosa.

Está médicamente comprobado que una persona puede sufrir, a través de la contaminación acústica, síntomas similares a los que se tiene cuando se sufre crisis de pánico o se viven situaciones de alta tensión, lo que significa, físicamente, aumento de las pulsaciones, modificación del ritmo respiratorio, tensión muscular, aumento de la presión arterial y vasoconstricción periférica, entre otros efectos. Estas afecciones no son permanentes y por lo general desparecen al cesar el ruido, aunque pueden presentar estados de nerviosismo asociados y, a la larga, afectar la salud mental.Además, el ruido puede causar efectos sobre el sistema cardiovascular, con alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular. En el aparato digestivo, al dificultar el reposo habitual al que está acostumbrada una persona, puede generar un incremento de la enfermedad gastroduodenal.

Los expertos indican que, en las grandes ciudades, este modo de contaminación puede abordarse mediante un estudio de niveles acústicos con el fin de obtener una planificación urbanística que permita la creación de "islas sonoras", o también con el fin de insonorizar los edificios próximos a los "puntos negros" de ruido. Esto, ciertamente, tiene un costo elevadísimo, y sólo en la medida que un país es desarrollado puede ir financiándolo. DdO