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   BARRO: La terapia del chanchito.

Por: Archivo de la Libroteca.

Fango, barro, lodo, limo, arcilla, arena, etc... Todas estas palabras se refieren a un elemento fundamental: tierra. Desde siempre el ser humano ha recurrido a ella para beneficiarse de sus propiedades curativas, ya sea en uso externo (compresas, baños...) o externo (ingestión, lavativas...) Es así también con los animales, que recurren a la tierra guiados por su instinto. Se los ve revolcándose en tierra seca o en fango, realizando verdaderos baños curativos. Por otra parte, hoy en día hay tierras terapéuticas fabricadas por la industria, buscando el máximo provecho para la salud humana.

El barro se puede aplicar con la mano directamente sobre el cuerpo. Una vez elegido el material a utilizar, que puede provenir de una fuente natural o de un establecimiento naturista, se lo coloca en un recipiente esmaltado, o de loza, madera, cristal o porcelana, evitando el metal (salvo acero inoxidable) y el plástico.Enseguida se añade agua sin hervir

hasta que la tierra quede cubierta. Se deja reposar más o menos una hora, sin tocarla. El producto final debe ser fino, homogéneo y no muy espeso. No debe escurrir, y debe adherirse bien a la zona en que se aplica. La mezcla puede emplearse fría, tibia o caliente (al baño María). Cuando se aplique sobre una zona febril o congestionada, debe estar fría. Unos minutos después de colocada debe estar templada, y debe ser reemplazada. Si no se calienta (por ejemplo después de 5 ó 10 minutos), hay que desistir de esta forma de aplicación. En general, si la tierra se aplica en una zona febril, debe refrescar, pero si se la usa para tonificar o revitalizar, debe dar calor.

El barro preparado en la forma anterior puede aplicarse también por medio de cataplasmas o compresas, evitando el empleo de materiales impermeables, pues la humedad genera un vapor que requiere una vía de escape. La aplicación no debe causar ninguna molestia. Si, por ejemplo, en el tratamiento de un furúnculo la cataplasma está muy caliente, se cambiará de inmediato, o si en cualquier otra aplicación produce frío, se procede del mismo modo.Por lo general, al retirar la compresa quedan algunos restos adheridos a la piel, los cuales deben ser retirados sólo con agua, en ningún caso con alcohol.

Pero quizás la forma más provechosa de aprovechar las propiedades curativas del barro es sumergirse desnudo en él. Basta disponer de jardín para hacerlo posible. Hay que cavar un hoyo en que se quepa extendido, llenarlo de lodo y sumergirse sin ropa. Los baños al aire libre se hacen sólo cuando hace calor, y hay que exponer la tierra al sol para que no esté muy fría. El baño puede usarse varias veces, y cada vez que se le utilice se puede agregar un poco de agua fría o caliente, según convenga. Al principio se toman baños diarios, o cada dos días, de 5 a 10 minutos, que irán aumentando su duración en forma progresiva, hasta llegar a unos 20 minutos. Estos baños son adecuados para el tratamiento del reumatismo, artritis, afecciones óseas y algunas formas de parálisis. Se recomienda una cura de un mes, para enseguida interrumpir y hacer un mes de descanso, después del cual se puede reanudar el tratamiento en el caso de que se lo requiera.

En vacaciones de verano se suele ir a la playa. La arena puede producir efectos muy positivos en el cuerpo. El ratiquismo, las descalcificaciones, todos los trastornos del sistema óseo, la artritis, el reumatismo, el lumbago, la nefritis, la ciática y otras afecciones pueden responder al tratamiento con arena. Los baños se toman al sol, con arena seca y cuando no se está haciendo la digestión. Se cava un poco, de modo que el cuerpo quede encajado en el suelo, y se lo cubre con una gruesa capa de arena, dejando fuera sólo la cabeza, que se mantiene a la sombra. Al principio bastan 10 ó 15 minutos, tiempo que va aumentando hasta una o dos horas diarias, que se reparten en dos o tres sesiones. En ningún caso hay que dejar que se produzca fatiga o enfriamiento. Al salir de la arena se hace un baño en el mar y se reposa antes de continuar la vida normal.

VÁRICES
El barro frío puede aplicarse directamente sobre las várices, sin que sea necesario afirmarlo con vendas. Al cabo de una hora o más, cuando la tierra ya esté seca, se lava la pierna y, de ser posible, se repite la operación. El mejor resultado se logra con una arcilla ligera, no espesa, aplicada con constancia. Por la noche se recomienda poner compresas de barro humedecidas con una decocción de llantén o de corteza de roble (100 gramos por litro, hervir media hora) en lugar de agua, o también con hojas frescas de llantén.

GARGANTA
En las inflamaciones e infecciones (anginas, amigdalitis, faringitis, etc.) se debe aplicar el mayor número posible de cataplasmas de barro frío de unos dos centímetros de grosor, en contacto directo con la piel, renovándose cada dos horas. Después de la fase aguda, se recomiendo poner dos cataplasmas más, dejando una para la noche, de modo que actúe hasta la mañana siguiente. Como complemento se efectúan gárgaras de agua salada (con sal marina) alternadas con agua arcillosa o agua con una alta proporción de jugo de limón.

MIGRAÑAS
Hay que alternar las cataplasmas en la frente y en la nuca. Se moja la frente con jugo de limón y se aplica la cataplasma de barro frío, durante una hora. Después se aplica en la nuca una cataplasma gruesa de arcilla templada o fría, durante dos horas. Alternada o simultáneamente con la aplicación de estas cataplasmas, se las realiza también sobre el hígado, al igual como se hace con la nuca. Se prosigue en tratamiento hasta que desaparezcan los dolores. Puede completarse con baños de pies calientes.