:: LEYENDAS.
   La pata del diablo.

Por: Julio Arancibia O.


El señor oscuro a veces puede ser un depravado sexual que se limita a corromper las ya pervertidas mentes de las niñas que en las catacumbas de la vida, junto a hombres impíos
ordenan las leyes limitantes del pensar a punta de orgías inspiradas en Nerón en donde el diablo actuaba por sí mismo y no se metía en los cuerpos de los corruptos que le culpaban.
En cambio, en donde aquella desgarrada pisada queda las almas se esfuman en un dos por tres hacia el infierno de mentiras ese infierno creado por los hipócritas que niegan su poder.
¿Qué pasará cuando la verdad se sepa en todo el mundo? Las instituciones se descompondrán en su malditas mentiras y normas más ritos de barro sin valor y sin Dios.

Francisco Javier Bécquer.

De los muchos personajes que tienen gran fama en las leyendas, Satanás es uno de los más importantes y de los que se ha contado más historias en nuestro país. Es un personaje que llegó a América junto a la frase por la cruz o la espada, y que de la mano de los mitos del cielo e infierno llenaron los cuentos orales de las razas autóctonas y posteriormente de los criollos y mestizos de las tierras de Chile.

Roca de la Pata del Diablo (Fotografía : Francisco Andres Zavala).
En la zona del Cajón del Maipo, como en el resto del país, abundan muchas historias respecto a este ya popular personaje. Entre esas leyendas figura la de su pata. Todo surgió a raíz de una antigua historia que habla de un extraño hombre que llegó hace muchos años a este pueblo. Alto como un roble, vestido completamente de negro y con una mirada que asustaba e intrigaba a cualquiera. También gustaba de enamorar a las muchachas jóvenes que lo miraban. Un día de sol ardiente lo encontraron tratando de violar a la hija del alcalde, que estaba destinada por su padre para ingresar a un convento de monjas. Grande fue el escándalo que ocurrió, pero nadie se atrevió a hacer o decirle algo a este hombre-diablo, mientras que él mataba a quien le daba la gana sólo con mirarlos.

Cuentan que una noche de fuerte temporal, por el sector de El Toyo, abandonado de suerte, pidió alojamiento por esa noche en un convento de monjas clarisas que había en ese sector. Fue aceptado por esa noche para que durmiera en un cuartito que había detrás de la despensa. Ocurrió que cuando todas las religiosas se habían dormido, el diablo fue a la habitación de una de las novicias, nada menos que la hija del alcalde. La tomó en brazos y salió huyendo a gran velocidad del lugar, creyendo que nadie le había visto u oído.

Pero la madre superiora, una monja de gran carácter, que escuchó los ruidos de las botas del diablo, salió y tomó el agua bendita de la capilla y le dio alcance. Invocando a Dios lo expulsó del lugar en el sector donde se construiría el famoso “puente colgante”. El diablo, tomando forma de un gigante, saltó la separación entre el río y los cerros y dejó marcado sus pies y manos. Una de las pisadas quedó impresa en donde hoy se encuentra una parada para tomar el autobús que recorre desde San Alfonso hasta Santiago. Desde ese entonces, en ese sector, el diablo no se ha vuelto a aparecer, aunque sí en otras partes. Posteriormente a estos hechos que conmocionaron a la comunidad, las monjas se marcharon del hermoso lugar que las había cobijado tanto tiempo.

Puente colgante El Toyo (Fotografía : Francisco Andres Zavala)

Tanto tiempo ha pasado desde que las blancas palomas dejaron de ser blancas. Tiempo perdido para los verdaderos cultivadores de la verdad. Tiempo aprovechado por los moralistas que se esconden tras su doble moral. Yo ya no quiero seguir viendo cómo ese poder sigue creciendo y dominándolo todo, sólo quiero ver la verdad. Aunque se caigan las teorías de la pobre ciencia inconclusa, que es hermana de la religión.

Morirán por ello todos los señores que han querido igualar la maldad del diablo con su propia doble moral. Se descompondrán porque ya no les aguanta la mente ni la vida para seguir sembrando hipocresía del alma. Por eso les digo a los poderosos y a todos los asquerosos estropajos de almas: vuestras mentes dobles y manipuladoras no son comparables con la maldad de Satanás, que es sólo una.

Os advierto: tras el 666 que vosotros teméis, hay un mensaje escondido a vuestras mentes. Os diré que echaré a la basura las normas y ritos vacíos y sin sentido. ¿Quién tiene la última palabra, mi señora de la falsa virginidad? Los santos son mitos. Pregúntenle a sus inquisidores qué se sentía al matar al inocente en el nombre de Dios. Por eso os alejo y aunque creáis que yo soy el diablo solo os digo: me da igual qué digáis.