:: SIGNOS.
   Alpacas, pueblitos, Perú....

Por: Pablo Paño.

Soy Pablo Paño. El azar laboral me ha mandado a Perú y de esa experiencia me salió escribir el texto adjunto. Yo tengo origen andino –pues nací en Chile de madre chilena y padre español-, vivo en España desde los 10 años y he terminado de descubrir los Andes estando un mes y medio en comunidades andinas del Perú. Mi trabajo consistía en evaluar proyectos de cooperación que una ONG española realiza allá desde hace 5 años mediante contrapartes (ONGs) peruanas; eso significó hacer talleres participativos con la gente; no sé si ellos aprendieron; yo, les aseguro, mucho. Ese trabajo me ha permitido vivir esas comunidades desde dentro. De otro modo no es posible porque en ellas no se puede andar de turista. Como trato de explicar, para mí ha sido una mezcla potente: experiencias tan distintas, cosas nuevas y otras tan conocidas...

Sin duda lo más cercano a esa experiencia era el Cajón del Maipo, mi referencia más clara de Chile, de mi infancia, de los Andes... Por eso creo que me llegó tan adentro. En algo me recordaba esos paseos a los esteros o subidas a los cerros de cuando era chico; recuerdos grabados para siempre como grandes señales que afloran sólo en otros momentos especiales. Espero se sientan cercanos a mi experiencia...

Altos precipicios sobre valles profundos, llamas, vicuñas, alpacas, burros, vacas, caballos, toros, chanchos, vizcachas, cuyes, perros mordedores y también cóndores cargados de significado, accidentes, pachamama, aymy, trabajos comunales, ser gringo y extraño, artesanía multicolor junto a ropa sintética en avance, pueblitos llamados ciudades, comunidades andinas para vivir tres días, 5000 a 3500 metros de altura para asentar tu casa, mi estómago que no responde a comidas campesinas de poca asepsia del norte, pobreza más extrema pobreza, cerros y montañas y cañones y grandes ríos de una naturaleza sin domesticar, mito del inca en pleno reaparecimiento, quechua de casi todos junto al castellano de unos pocos, kilómetros y kilómetros caminados todos los días por caminos interminables, pueblos enteros sin luz ni agua ni baños ni tantos de esos privilegios que uno cree naturales, niños a millones con sonrisas, vergüenza, temor, ropa rota, mocos y eterno silencio, otro millón en las espaldas, hojas de coca para la suerte y la energía, y narcotráfico, frío agudo y poderoso sol cercano de fundir cabezas, casas todas construidas de barro, “la violencia” de Sendero y el ejército latente en los silencios a partes iguales, un loco haciendo talleres en medio, caras negras del sol y manos arrugadas de la tierra, dientes que faltan en cada boca, paisajes más que inimaginables, ¿tan malo es Fujimori si nos construyó la carretera?, papas de todos los tipos, tamaños y colores en el lugar de su origen, carnavales andinos, flores en los sombreros para indicar que soy soltera y busco marido y tengo 14 años, patinajes del coche y derrumbes en los caminos de tierra, fiestas de bailar y competencias de correr a caballo por laderas verdes, alcohol puro para beber, que te conviertan en la máxima autoridad de las fiestas y tengas que hablar tratando que te comprendan y sólo lo consigas a medias, o a cuartos, minas privadas que contaminan ríos de todos, ocho, nueve, diez o trece hijos con tasa fija de unos cuantos muertos, parcelas desafiando la ley de la gravedad con más o menos 350° de inclinación, nombres quechuas irreconocibles para pueblos, y ojo con los significados, ¿dónde están los restaurantes que mi cabeza creía universales?, concursos mixtos de trabajar la tierra, comidas colectivas preparadas por “clubes de madres”, ruinas incas y preincaicas en pueblitos perdidos, convertirme en un experto en la mejora de la raza, el cruce de ovinos, la mejora de terrazas, el cercado para pastos, los andenes incaicos, la forestación del eucalipto, el riego por aspersión o los fitotoldos (¡uf!), asambleas comunitarias para decidir lo de todos, ser el español aunque no quieras, trabajo infantil para dejarte impecables las botas de montaña, ¿cómo es España?, ¿qué le parece Ayacucho?, ¿allá los cerros son tan altos?, el granizo me jodió la cosecha, ¿dónde anda el oxígeno cuando subo?, mejor seguimos con el trueque, locales de internet de dos soles la hora junto a colegios de profes de tres días a la semana, técnicos de 25 días al mes viviendo en la montaña, agradecimientos todos, nos vamos organizando, ¿has oído alguna vez sobre comercio justo?, ¿y quién le devuelve el dinero a las instituciones españolas?, me parece que sigo siendo un sentimental, no sabía que era un ingeniero, joder con la cooperación de los del norte con los del sur, los conejos corren por el suelo de tierra de la cocina, mucho humo en los bronquios en medio del aire puro, Cáritas dirigida por el Opus también manda por acá, estrellas fugaces al alcance de mi mano, y de mi deseo, ojalá tras esto no me toque estar una semana en la Lima horrorosa sin demasiado que hacer ni querer. Nos vemos, ¿verdad...?