:: GENTE.
   Sueña conmigo y hagamos éste sueño realidad
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Soy sanalfonsino, nací en ese pueblo en 1971. Provengo de dos familias antiguas del Cajón. Por parte de mi padre, la familia Vallejos Carrasco. Con ellos compartí desde muy niño la crianza de cabras en el sector de El Almendro. Extraño esos brincos llenos de vida de los cabritos nuevos y el exquisito sabor de los recortes de queso que me guardaba mi abuela. Hoy, ya no existe esta majada.
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De mi familia materna, Montecinos Abarca, recuerdo a mi abuelo, quien dedicó muchos años a trabajar en minería. Aún se cuentan historias de su paso por la mina Mercedita, la construcción del embalse del yeso y un sinnúmero de antiguas historias que escuchaba a orillas del fuego donde mi abuela freía ricas sopaipillas en los días de lluvia. Muchas veces debíamos terminar entre los dos esta labor, porque ella era curandera y siempre estaba dispuesta a atender las necesidades de madres que llegaban con sus hijos para santiguarlos, sacarles el mal de ojo, el empacho, e incluso acompañar en su último aliento a personas que dejaban esta tierra. Esta hermosa labor, que heredó de su mamita, como dice ella, en la actualidad no la sigue haciendo, pero aún vive con su mirada trasparente, llena de cariño y comprensión.

Junto a estas familias y con estas enseñanzas, experiencias, consejos y restricciones, me crié en este bello Cajón. Me eduqué en un colegio católico, en San José, al cual agradezco la enorme paciencia y consejos oportunos de profesores y religiosas. Por otro lado, los lugares que conocí cuando niño, las historias de mis abuelos y los cuentos vividos de mi abuela, me llevaron desde niño a ser un soñador. Con mucho esfuerzo, compromiso y dedicación, he llegado a cumplir muchos de aquellos sueños.

Como todo niño en algún momento soñé ser futbolista. Después de mis tareas y de ayudar con las labores de la casa, como regar o picar leña, me arrancaba a la cancha de al lado de mi casa para esos inagotables partidos con amigos, donde todos juntos completábamos el anhelado escenario de un partido de fútbol. De la cancha de San Alfonso fui a prueba al equipo más popular del fútbol chileno de ese entonces, pero esta historia no duró mucho tiempo, pues mis logros los hice aquí en nuestro Cajón del Maipo, donde fui campeón junto a dos grandes clubes, una vez junto a Alfredo Rioseco y la otra junto al club de toda mi vida, Unión Tricolor de San Alfonso, del cual en un momento fui presidente, obteniendo para el club grandes logros tanto en el plano deportivo como en infraestructura.
A los 20 años fui padre, y decidí asumir la responsabilidad de un matrimonio con varias rupturas y separaciones. De esta etapa de mi vida nació Ignacio. Actualmente tiene 13 años, es un gran hijo, muy lindo, inteligente y compañero de su madre. Luego nació Sebastián. Tiene 4 años y siento que es el más parecido a mí, va a ser un loco soñador. Es muy especial y cariñoso. Los extraño mucho, me gustaría tenerlos cerca. Creo que pronto llegará el momento en que pueda tenerlos conmigo nuevamente para compartir con ellos todo el amor, la felicidad y la libertad que hoy siento. Digo esto porque actualmente tengo otra pareja. Mi hijo mayor entiende que soy feliz, comprende que tengo a mi lado a una gran mujer, muy parecida a mí, y esto le gusta.

Al escribir esto se me viene a la memoria Don Raúl, un amigo que conocí en mi paso por La Patagonia. Él siempre decía que la mejor edad para casarse es cuando uno es treintón. De este hermoso lugar, en el cual estuve dos años, aprendí otra gran cosa: pensar en mí, buscar la felicidad, no sentir culpas, ya que si uno es feliz todos los que te rodean lo sienten con creces. Así lo estoy viviendo junto a la persona que amo, que me acepta como soy, que se comunica conmigo sin palabras, que me entiende con una mirada. Con ella quiero estar siempre, con aquella mujer con la que me siento conectado, que conozco de toda una vida o de otras vidas.

Respecto a la primera relación sexual, siento que puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar. Ahora escribiendo me doy cuenta de lo que significa hacer el amor, de todas las emociones, sentimientos y sensaciones que completan ese hermoso acto.

Se me vienen a la mente grandes personas que conocí en el Cajón, amistades que nacieron del deporte y que en la actualidad no veo mucho, pero que siempre recuerdo. Y mi trabajo me ha hecho dos grandes amigos, el primero un loco idealista, creativo, lleno de mañas y actuales achaques. A él le debo demasiados momentos entretenidos y numerosas anécdotas en mi vida. El segundo es tremendamente leal, no sé si por algún grado de parentesco que dicen existe por ahí. Sea como sea, me siento igual parte de su familia y a él lo siento de la mía. Me gustaría que los jóvenes del Cajón se preocuparan de sus raíces, que no se perdieran las tradiciones, que valoraran los oficios y conocimientos de la gente antigua del Cajón. Me gustaría que esta cultura de malls no irrumpiera entre nuestros cerros, que todo fuera más amable con la naturaleza.

Para terminar, les cuento que soy artesano en madera, piedra y barro. Creo que es herencia de mi padre, con el cual me hubiera gustado haber compartido más tiempo durante su corta vida. He realizado muchos proyectos para muchas personas distintas, ahora pienso concretar el mío. Al trabajar la madera me gusta respetar las formas originales de las piezas que escojo, me gusta sentir el aroma de esa madera en particular, que queda en mí como si estuviera en un bosque vivo. La piedra es rígida pero da fuerza a mis obras, y el barro es un constante modelar con las manos, como si fuera un abrazo a alguien amado... ¡qué volada! Sueña conmigo y hagamos de este sueño una realidad.


DdO