:: Econotas.
   Construcción en Paz con la Tierra.

Dedicado a Natalia y Zarita.
Por: Pablo Kawles Sánchez / Arquitecto residente en la localidad de San Alfonso
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El sol es la fuente de energía más importante de la Tierra. Nos irradia un flujo constante de energía que equivale a 1353 vatios por metro cuadrado de la superficie terrestre. La inclinación del eje de rotación de la Tierra, además, hace que en su tránsito del este al oeste pasando por el norte, el sol alcance una mayor altura sobre el horizonte en verano que en invierno.

Los rayos solares en verano llegan al suelo con una inclinación menor que en invierno, con lo que transmiten más energía y por tanto generan más calor.

Como, además, en verano el día es más largo que en invierno, el resultado es que el calor del sol escasea en invierno y sobra en verano. Una de las herramientas clave de la Bio-construcción para aprovechar la energía del sol y evitar sus excesos es la orientación de las construcciones, o aprovechamiento pasivo del sol.

El aprovechamiento pasivo del sol implica una orientación hacia el norte, que optimiza la entrada de radiación solar en invierno, cuando el sol está bajo, y la impide en verano, puesto que la altura del sol en esa dirección limita la penetración de sus rayos por las ventanas. El uso de toldos, pérgolas -quizás formadas por paneles solares- o de plantas de hoja caduca, como las parras (parrones), pueden ayudar a evitar la entrada de sol en verano, mientras que no impiden su penetración en invierno. Una casa con grandes ventanas hacia el norte y pocas hacia el sur utiliza alrededor de un 30% menos de energía que un edificio que no está particularmente orientado.

¿Cuál es la superficie óptima de las ventanas? Una regla a seguir es que las ventanas deberían ocupar al menos el 20% de la cara norte del edificio, pero no más del 60%, para evitar que pérdidas de calor a través de los cristales superen a lo que aportan los rayos solares. En la cara sur las ventanas no debería ocupar una superficie mayor al 10% de la fachada, excepto en lugares muy calurosos.

Una buena orientación no solamente nos permitirá ahorrar energía en calefacción y ventiladores: nos regalará el disfrute de la luz natural.

Uno de los pilares de la Bio-construcción es escoger localizaciones en las que la energía procedente del suelo y de las actividades humanas no altere la salud de los habitantes, sino que aumente su nivel de energía. Un edificio sano, por tanto, debe estar construido en un entorno amable y silencioso, libre de fallas y corrientes subterráneas, y no debe alterar el campo magnético natural. Cabe tener presente que las rocas graníticas emanan radón, que se puede acumular en las viviendas que no estén bien ventiladas. Además, un hogar ecológico no debe jamás situarse en ningún emplazamiento donde la presencia humana pueda afectar la dinámica de un ecosistema determinado.