:: GENTE DEL CAJÓN.
    El rockero.

Por: Carolina Caces.

El protagonista de este relato es Juan Carlos Ríos Cavieres, nacido en San José un día de 1956. Rockero lo llaman hoy los que integran los grupos de rock de la zona, tales como Smoking, Telefunkin, Los Pantioneros, Acid-Rain, Noesmile, Banda Urbana, etc. Hoy trabaja como sonidista en amplificación en casi todos los eventos que se realizan en la comuna. Con su innato buen oído y su experiencia, siempre lo verán preocupado de cada detalle. Es un enamorado del Rock Clásico y es respetuoso de toda música armónica. No fue al conservatorio, es autodidacta, un músico de corazón.

Desde niño tuvo apego por la música. Escuchaba la radio y soñaba con tocar la guitarra y cantar. El cree que esta vocación se la inculcaron sus bisabuela y abuela maternas, ya que de chico lo subían a una silla, le pasaban una escoba simulando una guitarra, y él tocaba y cantaba Tire tu pañuelo al río, de Lorenzo Valderrama. Con 14 años, viviendo ya en San José, aprendió a tocar guitarra. Una vecina, la Sra. Luisa, le prestaba una para que con Manuel, el hijo de ella, aprendieran sus primeros acordes. Poco después Juan Carlos se acompañaba de la guitarra y cantaba. A veces iba a cantarles a otras vecinas, como las hermanas Basalette, señoras mayores y solitarias que se entretenían cuando Juan Carlos les cantaba Soledad, de Emilio José. A veces iba donde unas primas hermanas -Virginia, Miriam y Jessica- que tenían una guitarra, y así formaba dúo con el papá de las chicas, que tocaba el acordeón.

Su primer grupo musical fue Quecherehue, formado con compañeros de curso de la Escuela Industrial Superior de Puente Alto, donde hizo su enseñanza media. Terminado el colegio fue a trabajar a la planta hidroeléctrica “Los Queltehues”, donde trabajaba su papá. Era un lugar hermoso que contaba con escuela, capilla, policlínico, almacén, casino, piscina y cancha, y que hoy está abandonado. Allí Juan Carlos formó el grupo de folclore Viento y Agua, con amigos.

Por los años 80 aún estaban vigentes las quintas de recreo en San José. Eran restaurantes con pista de baile y música en vivo. Los fines de semana había noches bailables y las familias acostumbraban reunirse para cenar y bailar. Era también el carrete de los lolos. Una quinta de recreo famosa fue El Colo-Colo, ubicada en calle Comercio, frente a la plaza, que cerró sus puertas para siempre en 1993. Hoy sólo queda su fachada, que es monumento nacional. Otra quinta famosa fue El Tunary, ubicado en calle Volcán a una cuadra de la plaza. También estaban el célebre Kaiser, en la Calle del Río, y el El Playa, en Comercio con 4 Sur.

Esas eran las quintas de recreo que Juan Carlos recorría cuando venía algunos fines de semana a San José. No se cansaba de escuchar a los conjuntos electrónicos que tocaban allí, y aprendía de ellos. Una noche, en El Tunary, se hizo amigo de los integrantes del conjunto de turno. Lo invitaron a participar, le pasaron una guitarra y tocaron La Guajira, de Carlos Santana. Fue la primera vez que Juan Carlos tocó una guitarra eléctrica. Quedó tan alucinado que se le encendió el anhelo de formar su propio conjunto electrónico, pero no tenía ni instrumentos ni equipo. Pero un día tuvo la oportunidad de comprar unos equipos que vendía el primer guitarrista del conjunto Hawai, Luis León, que tocaba en El Kaiser, para lo cual vendió hasta unos animalitos que tenía. Compró los aparatos, y así nació el grupo Ataúd, de rock clásico, con cuatro integrantes: Juan Carlos en el bajo, Pancho Riffo como baterista, Iván García en guitarra y Nano Sánchez de vocalista, grupo que tuvo gran éxito en la zona, con fans que llenaban los lugares del Cajón en que se presentaba. También tocaron en Santiago, en el gimnasio Lautaro, donde fueron teloneros del grupo de rock chileno Tumulto. Para los ensayos, tres veces por semana, no siempre contaba con medio de transporte para trasladar los equipos, entonces recurría a una carretilla de mano haciendo varios viajes de ida y vuelta, terminando a altas horas de la noche. Ataúd entregó su música durante dos años y medio, hasta mediados de 1987, año en que se disolvió por diferencias de opinión entre los integrantes. Pero poco después formó el grupo tropical Bahía con sus amigos Manuel Núñez y Javier Caneo, y luego tocó el bajo en el grupo Ilusión de Las Vertientes. A estas alturas ya estaba mejor equipado para formar otro grupo, y además contaba con un furgón de sus papás para trasladar sus equipos. Así fue que poco después, junto a amigos, funda el grupo Scala, al que integra todos sus equipos y el furgón y en el que toca la segunda guitarra. Este fue su último grupo, que estuvo vigente hasta 1995.

Hoy en día, Juan Carlos ha mejorado notablemente la calidad de sus equipos, contando con una mesa vocal de 250 Watts de potencia por lado, con micrófonos “shure”, DVD y otros. Ha formado la empresa Rioscas-Eventos, junto a su pareja, quien es la que narra esta historia y la que, para terminar, le dedica con amor el siguiente poema:

YO TE ESPERABA

En mis sueños te vi
el viento silbó tu voz
y la brisa tu aliento.

Y así te conocí
como sol madrugador de primavera
llenando de luz de colores mi vida sola
llegaste como noche de estrellas y luna llena
trayendo esperanza a este corazón vacío
y despertando deseos a mi alma dormida.

Llegaste abrigando con manto de amor
a mi frío lecho de espinas en flor.

Yo te esperaba
la montaña enseño el camino
siendo el guía el río
trayendo a este destino de mis sueños
que me llevó hacia ti.

Sí, yo te esperaba
en mis sueños te vi
el viento silbó tu voz
y la brisa tu aliento.