MELANCOLÍA
Te
extrañé cuando llegué a la esquina
de Santo Domingo con San Antonio. Te extrañé
porque me sentí vacío y solitario caminando
en medio de la mole de cemento. Las otras almas pasan
por allí sin saber cuál es el sentido de
sus vidas. Te extrañé y caminé hasta
llegar a Plaza de Armas. Allí la jungla. Los extraños
seres que allí sobreviven, estudiantes, artistas,
ejecutivos, burgueses, mendigos, profesores, clérigos
y amargados, no saben lo que es extrañarte en esta
gran ciudad en movimiento. Miro entonces hacia todos lados,
no te encuentro, es mejor no extrañarte, porque
no puedo ser feliz.
Francisco
Javier Bécquer.
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