::  CREER, PENSAR.
    La misión de cada uno.

Por Jerónimo Castillo G.

Se dice que Dios tiene un destino para cada ser, y, por supuesto, tiene uno para ti. Este es un plan perfecto que cubre todo, desde la concepción del universo infinito hasta el más pequeño electrón. Se ha desarrollado a través de las edades con absoluta precisión y se seguirá cumpliendo, por lo que no hay nada que pueda impedir que este plan sea llevado a la manifestación. Reúne nuestro pasado y con él se teje nuestro presente, de la misma manera como está reuniendo nuestro presente para tejerlo en un destino futuro, actuando dentro de un gran plan y con infinita destreza. Entonces, estamos obligados a someternos al plan. Es lo que llamamos destino, pero la actitud con que nos sometemos, de buena voluntad y contentos, o a regañadientes y sufriendo, depende de nosotros: es el libre albedrío.

Nuestro porvenir está en nuestras manos. Si violamos la ley del amor (uno de los siete aspectos del creador) en esta vida, crearemos sufrimientos para el futuro. Por el contrario, pensando positivo y actuando rectamente ahora, no solamente mejoraremos las condiciones de esta vida, sino que crearemos un futuro más armonioso y liberador. Pero existe un problema: encontrar cuál es nuestro destino o sitio correcto en esta vida, donde nos hallaremos felices y saludables, prósperos y con toda la oferta necesaria para cubrir bien nuestras necesidades, lo que implica que seremos libres. No puede ser que el creador haya creado una entidad espiritual como tú sin un propósito especial. Esto significa que hay un sitio especial para ti y que no lo puede ocupar nadie mas que tú.

¿Cómo conoceremos nuestro sitio propio? La respuesta es sencilla, como todo lo del creador.

Desde mucho antes de este momento se ha estado susurrando en tu corazón esa cosa maravillosa que él desea para ti, aquel secreto que guardas en tu corazón, aquello que no te atreves ni a mencionar por temor al ridículo, ese deseo que te parece imposible realizar. Es la voz del creador que te llama para que ocupes el sitio que él ha guardado para ti.

Si estás descontento, fastidiado, sin ilusiones, entonces estás insatisfecho. Esto es útil, ya que te indica que no estás ocupando tu sitio, aquello que amas hacer y que gozas haciéndolo. La voz del creador es la voz que dice que hay que obedecer tarde o temprano. Cuando el creador llama a su servicio todo lo provee: oportunidades, dinero, conocimiento, libertad, fuerza, valor... Siempre que estés dispuesto a unir tu voluntad a la suya.