::  HACIA UN LUGAR EN LA CORDILLERA
    Ferrocarril Militar de Puente Alto a El Volcán.

Por: Victoria Pincetti Bravo.

Con la llegada del Ferrocarril a Chile en la década de 1860, numerosas localidades comenzaron a gozar de sus servicios. Intuyendo lo que esto podía significar, los habitantes del Cajón del Maipo también reclamaron para sí, la presencia de este símbolo de modernidad. Fueron principalmente trabajadores vinculados a la minería y a la construcción, quienes solicitaron mejorar las condiciones de traslado de sus materiales, pues los caminos de tierra y los senderos ya no bastaban. La imagen de mulas en un largo viaje por los faldeos cordilleranos contrastaba con lo que ocurría a unos kilómetros más abajo, en Puente Alto, donde ya las señales del progreso comenzaban la transformación.

Una de las primeras propuestas tendientes a realizar un trazado ferroviario que siguiera el curso del río Maipo, se remonta a las postrimerías del siglo XIX, con el Ferrocarril Trasandino o Interoceánico por San José de Maipo, el cual llegaría hasta Mendoza, cruzando la Cordillera de los Andes por el paso Alto Maipo o La Cruz de Piedra. Su objetivo principal, más que la unión de nuestras naciones, sería la vigilancia de uno de los pasos más conocidos hacia la Argentina. La Empresa de Ferrocarriles del Estado encomendó un estudio al Ingeniero Dubois, quien recomendó su construcción, pero no tuvo éxito, debido a la falta de interés demostrada por los gobiernos chileno y argentino. Una vez que el Ejército manifestó la importancia de este ferrocarril en materia de defensa ante a un eventual conflicto, el Gobierno chileno autorizó, en 1889, la construcción del Ferrocarril del Llano del Maipo, que fue entregado en 1894, iniciando su recorrido en la Estación Pirque, en Providencia, y terminando en la estación ubicada en el sector norte de la Plaza de Puente Alto. Este fue el paso inicial para la construcción del Ferrocarril hacia El Volcán.
Múltiples estudios se efectuaron para desarrollar el trazado. El realizado en 1895 por el ingeniero Alberto Lira Orrego, quien se enfocó en el trayecto entre Puente Alto y San José; dos viajes de reconocimiento, en 1899, recorriendo el Río Maipo hasta su nacimiento. El del ingeniero inglés Josias Harding, en 1901, que estableció la vía del río Maipo como la más apropiada. El estudio del ingeniero Santiago Muñoz, en 1902, cuyo informe señaló los enormes beneficios que el tren traería a toda la comunidad, tanto en agricultura y comercio, como en el desarrollo de fábricas de papel, carbón y tejidos ubicados en los alrededores de Puente Alto. El gran ganador sería el
Puente del Ferrocarril Militar sobre el Río Colorado, Cajón del Maipo.
Estación de El Volcán, 1925
El automotor auxilia a damnificados por el terremoto de Las Melosas, 1958.
Locomotora a vapor del Tren Militar.
sector minero -los yacimientos de El Volcán, La Junta, El Yeso, San Pedro Nolasco, Río Colorado, entre otros- por el mejoramiento en el traslado de sus productos.

El “pequeño” Ferrocarril Militar entre Puente Alto y El Volcán, de trocha angosta (0.60 m), recorría una distancia de 60 kilómetros. Su construcción comenzó en 1906, a cargo del recién creado Ministerio de Ferrocarriles. Se inauguró por etapas: en 1910, el tramo Puente Alto-El Canelo; en 1911, hasta El Melocotón; y en 1914, hasta El Volcán. Para llevar a cabo su construcción se declararon como de utilidad pública, por Ley Nº 1.889 del 5.12.1906, todos los terrenos expropiados que fueron necesarios para su levantamiento. El tren iniciaba su recorrido en la estación ubicada dentro del Regimiento, para combinar en la Estación de Puente Alto (ubicada en la actual esquina de Eyzaguirre con Concha y Toro) con el Ferrocarril del Llano del Maipo. Su trazado se internaba hacia la Cordillera, por la ribera norte del río Maipo, pasando por las estaciones La Obra (Km. 8), El Canelo (Km. 12), El Manzano (Km. 16), San José de Maipo (Km. 24), El Melocotón (Km. 34), San Alfonso (Km. 38), San Gabriel (Km. 48), El Romeral (Km. 53) y El Volcán (Km. 60).

El Estado entregó la administración del Ferrocarril y un inventario de sus materiales al Batallón de Ferrocarrileros, dejando su explotación a cargo del Comandante de dicha Compañía. Tarifas, reglamentos y presupuestos de gastos serían sometidos a la aprobación del Ministerio de Ferrocarriles, y luego al Estado Mayor del Ejército, al Ministerio de Obras Públicas y a la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Su función era procurar la instrucción práctica del personal militar, además de la protección estratégica de los pasos cordilleranos. Los militares se encargaban del funcionamiento, administración y reparación del ferrocarril. Éste fue el único ferrocarril fiscal bajo la administración del Ejército de Chile, y debía obtener ganancias suficientes para financiar su servicio, lo que en las primeras décadas se logró. La situación decayó con el tiempo, pero fue relativamente exitosa en comparación con otros ramales de características similares.

El transporte de cargas como concentrado de cobre, yeso y calizas, ganado y productos agrícolas, empezó a desarrollarse en forma más económica y segura. Pero, indudablemente, el aspecto más relevante de la llegada del ferrocarril fue el tránsito de pasajeros que involucró. Así lo recuerdan, tanto los habitantes del Cajón del Maipo, como algunos santiaguinos que, desde 1950, comenzaron a pasear y a vacacionar en la cordillera, gracias a este valioso servicio que acercó a los poblados cordilleranos.

A partir de 1950 el uso del tren como transporte de cargas comenzó a ser reemplazado por camiones de mayor tonelaje, cuyo tiempo de traslado y costo de flete eran menores. El cierre del Ferrocarril del Llano del Maipo a fines de la década de 1940, el terremoto de Las Melosas en 1958, que causó daños a la infraestructura; los fuertes temporales de mediados de la década de 1960 y el fin de la actividad en la minera El Volcán en 1976, fueron factores que inevitablemente llevaron a la suspensión del tren y al uso de automotores como único medio de transporte. En 1978, con la aprobación de la política de autofinanciamiento de Ferrocarriles del Estado, el Regimiento clausuró el ferrocarril de uso público, manteniéndolo sólo internamente, con el fin de continuar la instrucción. Paradójicamente, meses antes fueron entregadas las nuevas locomotoras tantas veces pedidas, de marca Jung y Diesel, pero ya era demasiado tarde.

Finalmente, tras setenta años de funcionamiento, en 1985 el ferrocarril fue clausurado, y en 1988, desmantelada la vía, por orden del Ministerio de Obras Públicas. Esta ingrata misión fue realizada por los mismos hombres que manejaron las locomotoras, repararon los rieles tantas veces destruidos por temporales y rodados. La manera abrupta en que sucedieron los hechos, hizo florecer en los habitantes de la zona, en los antiguos pasajeros del ferrocarril, un sentimiento se nostalgia, abandono y desolación.

El Ferrocarril de Puente Alto a El Volcán y su infraestructura fueron declarados Monumento Histórico Nacional por Decreto del Ministerio de Educación Nº 432 de 1991. A partir de esa fecha, se realiza una serie de restauraciones de las vías y estaciones. El 21.12.2002 se firmó un convenio, suscrito por el Ejército de Chile, el Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR), el Museo Histórico Nacional, el Ministerio de Bienes Nacionales y el Consejo de Monumentos Nacionales, para la ejecución de un proyecto de restauración en los terrenos de la estación El Manzano, con el fin de construir un centro cultural que incluiría el Museo del Ferrocarril Militar. Por otra parte, a fines del año 2004, luego del cierre del Regimiento de Puente Alto, llegaron hasta la Estación El Melocotón, la locomotora a vapor “Panchita” y algunos coches y carros, donde se encuentran protegidos. El 9.1.2006 se dio curso a la realización del Proyecto del Tren Militar al Cajón del Maipo, como uno de los que se realizarán para conmemorar el Bicentenario, pues son muchas las personas que esperan volver a viajar en el trencito, mirando los paisajes que nos entrega nuestra hermosa cordillera.