:: TRAYECTOS DE VIDA.
     Entrevista a Jesús.

Por:Ana María Arrau Fontecilla.

Era un prometedor día de fin de semana. Desperté muy ansiosa y preocupada. Esa noche había soñado que un amigo me llamaba por teléfono y me decía que le habían asegurado que en el sector de El Ingenio se aparecía Jesús. En el sueño, cuando escuché esto, lo encontré francamente ridículo. Pensé: Qué absurdo, mi amigo está loco. Luego me iría explicando latamente que él recibió esta información de una lugareña, a la que también le fue contado lo que sucedía. Me explicó que vestía de blanco y que se aparecía en la última calle junto al río. Mi amigo me dijo que pensó en mí, para que yo lo escribiera en la revista. Desperté realmente sobresaltada por lo que había soñado. ¡Qué misión especial tengo!, pensé. ¿Y si no quiere hablar conmigo? ¿Y si no se me aparece?, medité. Luego decidí que tenía que ir, sin mayores cuestionamientos.

Fue así como me preparé rápidamente. Me duché, me vestí, tomé desayuno y me senté a escribir el cuestionario de preguntas que
se me agolparon para Él. Medité: esta es la oportunidad para salir de dudas. En general, mis consultas versarían sobre las preguntas que he ido acumulando en mi vida, sobre su trayectoria en este mundo y sobre los temas cuestionados que he escuchado a otras personas y nunca han tenido respuestas satisfactorias, relacionadas con el trabajo, los milagros, su divinidad, su estado civil, etc. Con relación a su vida laboral, le preguntaré: ¿Se considera usted un vagoneta, porque no le trabajó un día a nadie? ¿Cree que es un milagro la multiplicación de los panes y los peces, en consecuencia que hoy en día se conoce que a través de la relajación y meditación se puede hacer creer a la gente que come pan y come pescado? Haga la prueba, le diré, piense que está comiendo un limón, verá que inmediatamente sentirá esa sensación, sin tener el limón cerca siquiera. ¿No cree que le fue fácil inventar un “dios”, cuando usted descubrió que nadie ha vuelto ni volverá de la muerte para contarnos si allá está realmente Dios? En la época que usted nació existía la dictadura del imperio romano, lo que produjo injusticias, apremios, cobros excesivos de impuestos y un enorme descontento hacia las autoridades de la época. ¿Por qué usted se valió de eso para inventar una recompensa a futuro, que a la fecha nadie sabe si existe o no? ¿No cree que a dos mil años de su nacimiento, ya es tiempo de demostrar la existencia de Dios? ¿Por qué le atribuyó a su padre la creación del mundo, en consecuencia que se ha demostrado que la edad de la Tierra es de cerca de 4.600 millones de años, después de una explosión ocurrida en el universo, el Big Bang, hace aproximadamente 14.000 millones de años?

Muchas personas me han planteado que si somos hechos a imagen y semejanza de Dios, entonces Dios es injusto, cruel, etc., con todos los defectos que tenemos. ¿Por qué Dios es como nosotros? Se supone que tiene que ser perfecto. ¿En que quedamos, Jesús?

Luego de varias conjeturas, concluí que terminaría felicitando a Jesús, ya que, inteligentemente, él, previendo que la gente se haría estos mismos cuestionamientos, utilizó un término muy, pero muy bueno, que es la FE. Es decir, creer sin haber visto nada. Creer sin cuestionar nada. Creer por creer, porque es tremendamente más fácil, es como recibir las cosas hechas. Esta posición es muy cómoda y fácil, doblemente más fácil que estar cuestionando todo lo que nos rodea y preguntándonos siempre sobre nuestros orígenes. Realmente, Jesús tenía una inteligencia sobre lo normal. No me cabe ninguna duda. Además, durante los tres años que anduvo predicando la gente lo acogió en sus hogares y lo alimentaron gratuitamente, gracias a las palabras de esperanza que Él les decía. Es para felicitarlo.

Fue así que, con mi cuestionario en mano, subí al auto y partí a El Ingenio. Llegué raudamente al lugar indicado. Estaba buscando un almendro en flor en la calle junto al río. Esa era la señal. Caminé y logré ubicar el árbol. Lo vi hermoso, grande y brillante. De repente siento una voz masculina que me dice: ¿A quien busca, señorita? Me quedé muda, paralizada y casi sin respiración. Luego observé una luz brillante detrás del almendro en flor. Me dije: ¡Es Jesús¡ Mi corazón latía fuertemente y creo que los latidos se sentían en el infinito.

Nuevamente me preguntan lo mismo y veo que se asoma un señor vestido con camisa blanca y pantalones claros. Le digo: Busco a Jesús. Me dice: Yo soy, me llamo Jesús Gómez y necesito ayuda porque no tengo donde vivir y se me acabó el trabajo. Después de unos minutos me relajé un poco y le consulté sobre sus datos personales, pensando que mi misión en ese momento era ayudarlo. Fue así como ayudé a Jesús Gómez en sus necesidades. Pero quedé con frustración, no sé si por no haber logrado la entrevista o porque no fui privilegiada con la aparición de Jesús.

He meditado mucho sobre lo que me ocurrió, y se me caen las lágrimas pensando: ¿Por qué Jesús no viene ahora que yo estoy aquí, en este mundo?, o: ¿Por qué yo no viví en su época, para haberlo conocido de cerca y haberlo amado, como Él quería? De repente, confieso, me viene una ternura infinita por Él. Siempre he creído que Jesús es un bálsamo para mi vida. Es algo muy agradable.

Después de esta experiencia tan extraña, a la semana siguiente ayudé a Jesús Gómez en sus necesidades y, a la fecha, es un hombre muy agradecido de los beneficios del Estado.