:: ENCUENTROS.
   El Cajón es mi lugar preferido de escape del mundanal ruido.

Por Juan Pablo Yáñez Barrios.

Algunas preguntas al actor Pancho Melo, gran amigo del Cajón.

La primera noticia que tuve de Francisco Melo fue, si mal no recuerdo, en el año 1998, cuando me enteré de que un actor vendría al Cajón del Maipo a representar, solo en el escenario, a un tal Gregorio Samsa convirtiéndose en bicharraco, según La Metamorfosis de Kafka. Jamás había oído hablar del actor Melo y de ningún otro de esa época en este país, pues yo había llegado recién hacía algunos años a Chile (después de vivir dos décadas en Alemania) y de actores chilenos aún no conocía nada. Melo, transformándose en insecto en una modesta sala de San José, me pareció excelente, y desde entonces lo recordé como actor. Hoy, sobre esa actuación, él nos dice: Recuerdo con mucho cariño esa función, por el recibimiento del público, ya que no sabíamos como tomaría esta versión de la Metamorfosis este pueblo tan cercano a la Capital, pero con la especial característica de pueblo chico de preciado gesto antiguo.

Años después, en el 2006, volví a ver al actor en San José de
Maipo, caminando por la plaza junto a su amiga Daniela Lhorente. Me acerqué frescamente y les metí conversa.

La sencillez de ambos me alegró (uno nunca sabe con quién se va a meter). Dedal de Oro le propuso una entrevista a Pancho, y él, sin problemas, me dio su celular. Días después hablamos, y aquí estamos ahora, enterándonos por su boca de sus valores y principios, de lo que piensa de la vida, de su profesión, del amor... Comenzamos a oír su voz hablándonos de su vínculo con el Cajón:

Desde muy niño viajaba al Cajón. Primero mi padre fue asiduo participante de las actividades de Lagunillas, por lo que nosotros, todos sus hijos -somos seis hermanos- dimos nuestros primeros porrazos en la nieve de Lagunillas. Recuerdo que partíamos muy temprano en la mañana y nos adentrábamos en ese cordón montañoso que me impactaba profundamente, no sólo por su belleza evidente, sino además por una energía dulce y renovadora que me provocaba una gran paz. Recuerdo con cariño el refugio del Che, un tipo enorme con pinta de alemán, que entregaba almuerzos y colaciones en la alta montaña. Por otro lado, conocer la quietud e imponencia del Embalse El Yeso, con la siempre odisea que era llegar a él, por los permisos que supuestamente uno debía tener. O el Refugio Alemán, o Lo Valdés, un viaje en el tiempo y el espacio. Es por eso que el Cajón es mi lugar preferido de escape del mundanal ruido. Tan cercano, tan variado, tan alegre, tan imponente, tan bello...
  
Hay quienes consideran que todo actor o actriz que participa en telenovelas se relaciona con la farándula. ¿Qué opinas tú? ¿En qué medida tienes que ver con la farándula?

 La farándula es la definición de la persona que se dedica al espectáculo, especialmente al teatro. Por lo tanto, en rigor, sí pertenezco a la farándula. Por otro lado, en Chile la farandulización es muy mal mirada, porque se relaciona con las personas que usan las tribunas mediáticas para poder sobresalir, peor aún, existir. Si uno pertenece al mundo de la televisión, invariablemente será parte de la farándula criolla. Si eres “famoso”, los medios se harán cargo de hacer de tu vida privada una noticia. Lo importante es que uno no quiera ser famoso por su vida privada, sino, al contrario, creo que lo interesante y engrandecedor es la búsqueda de la perfección en todo lo que haces, y si eso provoca el interés de los demás, me parece válido. Lo importante es que la farándula no te coma. No creerse el cuento.

¿Televisión, cine o teatro? ¿Qué te gustaría desarrollar más? ¿Qué echas de menos? ¿Te llena tu carrera de actor?
 
Me gusta actuar, sin preferencias, tan sólo actuar. Busco siempre, en todos lo trabajos que hago, ya sea teatro, televisión, cine, un placer casi orgásmico, que provoca el arte de la representación. La responsabilidad de ser un provocador me lleva a una constante búsqueda de ese instante casi mágico en que texto, actor, público, se conectan y viajan. Este gustillo por ser un provocador de viajes emotivos nace cuando niño, y también mi gusto por desaparecer de la vida escondiéndome en el cine. Esa hora y media en que uno participa de otra historia, con otras personas, en otros lugares, donde te planteas otras inquietudes, me parecía y parece encantador, en lo que a encantamiento se refiere.
 
¿Inquietudes metafísicas? ¿Crees en Dios?

 Mi relación con Dios estuvo fuertemente marcada por una familia católica y un colegio más católico aún, el Colegio San Ignacio. Mi viaje religioso ha sido variado y cuestionador. La religión católica me ha causado serios cuestionamientos; primero, por lo profundamente culposa, y segundo, por la deficiente conexión con la realidad actual. Por otro lado, a mí me ayuda, me ordena, me tranquiliza descansar en un dios capaz de ordenar el caos, un dios creador del universo. No creo en la casualidad del universo, no lo creo por su dimensión espacial y temporal. Creo y me gusta creer en este instante que la vida forma parte de un todo más grande, más complejo.
 
¿Qué te atrae decisivamente de una mujer, como pareja? ¿Su belleza física, su madurez sicológica, su temperamento o carácter? ¿Crees realmente conocer lo que es el amor?
 
A esta altura de la vida creo más bien en la diversidad del amor. Después de haber experimentado y vivido amores tranquilos, pasionales, eróticos, enfermos, ciegos, dulces, creo que la vida no me va a entregar un amor íntegro, sino que siempre me traerá una nueva y apasionante historia de amor. Me gusta la mujer por ser mujer. Me gusta ese complemento entre los sexos. Me gusta ese indescifrable reaccionar que tienen ellas y que nosotros nunca entenderemos. Eso que provoca sonrisas y conflictos. El amor de pareja cambia, evoluciona, se modifica cada día, y ambos deben tener la libertad de seguir o detener el viaje. DdO