:: TACONES LEJANOS.
   He descubierto otra vez la cueca...

Por Nina Moreno Dueñas, desde Hamburgo.

Me he reencontrado con un amigo a quien no veía hacía más de veinte años. Él es un genio en matemáticas y física, se explaya en temas que para mí son terreno virgen, como fórmulas de Einstein y teorías sobre la Expansión del Universo... Lo escucho fascinada, viendo cómo se abren esas puertas mágicas. Desde luego, mi cabeza no retiene ni entiende todas esas maravillas, pero me queda una idea que abre mis horizontes. Por otro lado, yo leo mucho, escucho óperas y música clásica, cosas que él no hace. La pintura es un tema que tenemos en común, pues él también estudió Arte en la Universidad Santa María de Valparaíso y, además, podría haber estudiado arquitectura, pero le interesó más la electrónica. De dicha universidad salió un pequeño grupo favorecido con becas al extranjero, que comprobó que el nivel alcanzado por la Santa María era mucho más elevado que el de acá. Estos estudiantes hicieron grandes carreras y ocupan puestos claves en instituciones a nivel mundial.
Desde luego, todos esos genios becados se quedaron en el extranjero y pienso en la pérdida que representa para Chile el hecho que la gente más brillante abandone su país. Ignoro el nivel en que se encuentra la educación en Chile en este momento. Imagino que debe ser muy bueno, porque tengo un sobrino que salió becado a la Argentina, le pagan en Euros, tiene mucho éxito y ya está cumpliendo una labor como docente, lo que demuestra la alta calidad de formación y conocimientos que otorga la Universidad. Así se repite la historia....

Pienso que en Chile no se ofrece a los profesionales las oportunidades que merecen, no se les valora adecuadamente, y las cosas funcionan a lo compadre o no funcionan. Otro aspecto que me llama la atención es que, en el terreno de la música, las radios chilenas transmiten todo el día las mismas noticias y comentarios. Tocan cumbias, salsa o música americana. Recuerdo un tiempo en que el folklore alcanzó cúspides de calidad y cantidad inigualables y se escuchaba en todas las emisoras. A la gente le gustaba, compraba esa música. Había también programas de radioteatro sensacionales, basados en novelas de Víctor Hugo, Tolstoi, Charles Dickens y otros clásicos; historias y leyendas de nuestros campos, “La Tercera Oreja”, etc. El buen gusto se puede adquirir, educar y fomentar, pero los medios descuidan o no aprovechan los recursos para mejorar la calidad de sus programas. En algunas radios chilenas, por ejemplo, hay periodistas y moderadores que ni siquiera saben expresarse, cometiendo errores verbales que atentan contra los oídos. ¿Es que la gente no se da cuenta o no le interesa lo que escucha?

Últimamente, los fines de semana escucho por Internet la Radio Monumental, que ofrece un espacio dedicado al folklore chileno. He descubierto otra vez la cueca y el canto popular tradicional unido a la poesía, a través de los payadores que allí se presentan. Este tipo de iniciativa me hace sentir que hay una corriente muy positiva en el ámbito chileno, que espero tome fuerza y sea reconocida por su valioso rescate de nuestra cultura, que posee una riqueza que no debemos descuidar ni perder.

La televisión es otro tema a considerar. Recuerdo la fuerza que tenía el teatro chileno, con actores de gran categoría, algunos de los cuales aún tenemos el privilegio de admirar. Chile posee grandes talentos, queremos verlos y escucharlos... ¿Por qué se les dedica tan poco espacio? ¿Por qué los buenos programas televisivos desaparecen? ¿Es que la cultura no es rentable?

En Hamburgo se ha exhibido varias veces Machuca, y ahora están mostrando otras películas chilenas muy buenas en el cine y en televisión. Me siento muy orgullosa cada vez que eso ocurre. Los talentos nacionales merecen una chance en su país. Que no sea el mal gusto el que determine, hay que imponer la calidad, el cambio, la buena educación... No importa no entender las teorías de Einstein en toda su complejidad, pero veamos qué nos aporta y tal vez terminemos comprendiendo un poquito. DdO