:: TURISMO SOBRE RUEDAS
   Turismo sobre rieles.

Por Humberto Espinosa Poblete, ex Concejal Cajón del Maipo.

En torno al soñado proyecto de recuperar nuestro histórico Ferrocarril del Cajón del Maipo, hablemos de turismo sobre rieles, lo que nos permitirá darnos cuenta que no estamos descubriendo la pólvora ni mucho menos..., y que mientras hace unos años -en una demostración extrema de desinteligencia- se paralizaba y desmontaba nuestro tren, en otras partes del mundo, con esfuerzo y tanto romanticismo como el nuestro, se recuperaban históricos ferrocarriles para entregarlos al turismo.

La reposición de olvidados ferrocarriles, testimonios de esplendorosos pasados, se viene desarrollando desde hace décadas, especialmente en Latinoamérica, reviviendo pasados históricos e invirtiendo en el rentable negocio del turismo. El subdesarrollo de nuestros países ha permitido, sin querer, que los antiguos ferrocarriles hayan quedado botados en alguna vuelta del camino o, como en Chile, en apetecibles maestranzas de “hierro al kilo”. No obstante, lentamente hemos comenzado a valorar nuestro patrimonio histórico que, junto con el deseo de compensar las carreras del modernismo, nos ha hecho volver la mirada a ese pasado de una escala humana difícil de encontrar hoy.

En países como Perú, Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, El Salvador y México, operan trenes históricos con sus locomotoras a vapor, para el goce de turistas dispuestos a pagar elevadas sumas y así disfrutar de estas aventuras a la antigua usanza, recorriendo nuestros rincones naturales más descontaminados, compartiendo una aventura ecoturística. Europeos y norteamericanos se inscriben hasta con 18 meses de anticipación en empresas internacionales de turismo de aventura para participar en estos recorridos en Latinoamérica. Ejemplos cercanos encontramos en Argentina y su Tren del Fin del Mundo, ferrocarril austral fueguino que recorre el Parque Nacional Tierra del Fuego del vecino país, en un “tour sobre rieles” de poco más de dos horas de duración. Partiendo de Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, incluye en su itinerario los últimos kilómetros del legendario Tren de los Presos, que sirvió a la Cárcel de Ushuaia entre 1896 y 1947. Inaugurado en 1994, es el primer tren Turístico de Latinoamérica construido para estos fines, siendo equipado en forma eficiente para una excelente atención turística. Funciona en forma continua, con tres a siete salidas diarias. Es un buen ejemplo de la demanda que existe en el mundo por disfrutar de manera diferente y relajada de los atractivos paisajes de nuestro continente.

También en Argentina, El Tren de las Nubes, construido en 1948, parte cada sábado a las 7 de la mañana con sus diez vagones calefaccionados, avanzando hasta “el centro de la Puna misteriosa”. Con sus 512 pasajeros provenientes de todas partes del mundo, recorre la zona montañosa entre Salta y Gobernador Solá. 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 zigzag tendidos entre cerros, mesetas, ríos y arroyos, hacen de esta ruta una atractiva aventura turística... suspendida en el tiempo y el espacio.

Otro ejemplo argentino: El Expreso Patagónico -conocido también como La Trochita, por su angosta vía de 75 centímetros- recorre en 13 horas y 45 minutos, a escasos 27 kilómetros por hora, la Patagonia argentina desde Jacobacci a Esquel, 402 kilómetros, transportando lugareños y turistas por el trazado en que otrora viajara la safra lanera y el ganado de la zona.

En Chile, esta atracción también crece día a día. Antiguas locomotoras se han echado a andar con sus señoriales coches, sus pitazos y nubes de humo, junto a bosques y ríos; por ejemplo, de Osorno a Lonquimay, de Temuco a la costa, de Santiago a Ritoque; o en Colchagua, con el Tren del Vino. Otro trencito de trocha angosta se mueve con su historia a cuestas: el Ex Tren Trasandino (1910/1984), partiendo con su Góndola desde la Estación de Los Andes hacia Río Blanco, en un atractivo viaje turístico de 34 kilómetros por el Cajón del Río Aconcagua; turístico los fines de semana -con la Góndola-, y minero los otros días, cuando sus carros abiertos bajan el mineral desde Saladillo. Y allá en Chiloé toma fuerza el proyecto de recuperar el antiguo trencito de Ancud a Castro -contemporáneo y primo de nuestro tren cajonino y de su locomotora Panchita-, que tuvo gran influencia en el desarrollo económico y social de Chiloé de principios del siglo XX. Mientras tanto, sin mayor bulla, se levanta un importante proyecto, en el cual Argentina y Chile van de la mano: la reinstalación del Tren Trasandino, que permita, en primera instancia, reforzar el transporte comercial, para más adelante incorporar el turismo bajo la mirada del Cristo Redentor.

Cómo nos duele que el histórico Trencito de trocha angosta de Puente Alto a El Volcán haya sucumbido a la falta de visión. Pero allá vamos con nuestro proyecto. Se requiere de recuerdos y añoranzas, también de la voluntad política para su urgente recuperación, y, hoy más que nunca, de que gran cantidad de instituciones, autoridades y personajes que han aportado con estudios y gestiones desde distintos ángulos y visiones, nos unamos en un sola trinchera para aunar fuerzas y sacar adelante este gran proyecto que traerá un atractivo más al turismo del Cajón del Maipo y de la Región Metropolitana.