:: IGLESIAS DEL ALTIPLANO.
   
  Nuestro patrimonio en riesgo una vez más.

Por Humberto Espinosa, arquitecto y ex concejal
de la Comuna de San José de Maipo.

13 Junio del 2005... Terremoto grado 7.9 (M) en el norte de Chile... Sus coletazos llegaron hasta la capital. Una seguidilla de temblores mantuvo por varios días en alerta a sus habitantes. El sismo arrasó con varios pueblos del Norte Grande, los que guardaban un valioso patrimonio histórico no sólo de Chile, sino también de La Humanidad (1): iglesias y poblados del Altiplano que indefensos cayeron de rodillas entre las piedras y arenas del desierto... De adobe, piedra y paja brava, estaban ellos tan perdidos en las lejanas quebradas del territorio andino como en la historia de nuestros pueblos originarios.

Para conocer su valor histórico-arquitectónico debemos remontarnos a fines del siglo XVI, época en que llegaron los primeros misioneros españoles que enfrentaron, junto a los conquistadores, el desafío de evangelizar a los pueblos de raíces Aymará, Inca, Quechua y Tiahuanaco, que poblaban el Altiplano compartiendo las inmensidades del desierto. Fueron construyendo, en los pueblos y los más lejanos rincones de nuestro norte andino, pequeños templos de diseños similares a las viviendas existentes en la zona, construidas según técnicas que se conocerán como el estilo “Mestizo Andino”, el que obedecía a los requerimientos del clima y ubicación geográfica, y a la cultura y organización social de sus habitantes. Esto, sumado al uso de materiales locales, les permitió crear una arquitectura espontánea, única y de origen popular que se prolonga por siglos.

Conservando como eje las actividades culturales de cada localidad, algunas de estas iglesias y templos tenían un carácter sólo ceremonial, por lo que eran abiertas únicamente para las fiestas y ocasiones especiales. Con mayor razón era así en poblados como Isluga, que permanecen deshabitados todo el año, “abriéndose” sólo para las fiestas tradicionales y conmemoraciones, a las que los lugareños acuden masivamente con sus cantos y bailes tradicionales llenado el templo de vida y colores antes y después de la procesión que precede a las ceremonias y rituales.

Cultura e historia se derrumbaron con aquel terremoto de Junio de 2005. Fue una de las más grandes pérdidas masivas de nuestro patrimonio, dañando tradiciones y sentimientos. Rápidamente se tomaron medidas para socorrer, en primer lugar, a sus habitantes, derrumbados moralmente, para luego abordar a través de organismos del Estado la difícil tarea de reconstruir las históricas iglesias, lo que fue más lento de lo que hubiésemos querido.

La Dirección de Arquitectura del MOP fue uno de los organismos especializados que asumió el desafío. El Departamento de Patrimonio Arquitectónico, donde trabajo, con su experiencia y capacidad profesional, venía abordando desde hacía años el Programa de Recuperación de Iglesias del Altiplano, y en base a sus catastros y estudios se pudo evaluar los daños con exactitud y rapidez e iniciar los proyectos para la reconstrucción.

Iglesia de La Tirana, pueblo tranquilo de menos de 600 habitantes. Según la tradición, el lugar fue una posada en el camino, administrada por una bella y despótica mujer llamada «La Tirana». El poblado comenzó a formarse hacia 1839. La Capilla tomó su actual forma antes de 1879. El pueblo cobra vida durante la fiesta de la Virgen del Carmen, entre el 12 y 18 de Julio, cuando llegan mas de 80.000 personas y la explanada frente a la iglesia se llena de música y algarabía traída por las Cofradías de Bailes Religiosos con sus trajes de colores y mascaras maravillosas.

Iglesia de Matilla. El terremoto rompió como a mordiscos la albañilería de piedra y concreto.

Figuras en madera policromada de los apóstoles en la última cena, tamaño natural, en la iglesia de Pica

En medio del desierto, entre coirones y bofedales, desde los adobes y piedras derrumbados, el viento ha arrastrado también el lamento de las iglesias y templos caídos, como Santa Magdalena de Chiapa, Sotoca, Illailla, Jaiña, San Lorenzo, Parinacota, Isluga, Llocuoma, Aravilla, Esquelga, Mulluri, Achauta, Caraguano, Cotasaya, Mauque, Sotoca, Huasquiña, Usmagama, Huaviña y muchas otras, cuyos poblados ni siquiera aparecen en los mapas y que sólo nombrarlos llena de dolor a su gente.

La “emergencia cultural” impuso grandes desafíos, como el de auto imponerse el debido respeto y consecuencia histórica en la reconstrucción y restauración, de manera de rescatar, al menos en parte, el valor patrimonial, la historia y las tradiciones contenidas en los muros y torres de estas iglesias. El otro gran desafío apuntaba a conseguir el financiamiento necesario para llevar a cabo esta meta, el que bordeaba inicialmente los M$ 3.000.000 (US$ 5.000.000), monto correspondiente a la recuperación sólo de 22 iglesias y 3 conjuntos patrimoniales de un total de 72 iglesias en cinco comunas dañadas (lo que corresponde sólo a un tercio del total de iglesias catastradas).

A la fecha, gracias al apoyo financiero de las Mineras Cerro Colorado y Doña Inés de Collahuasi, se han financiado los proyectos y la reconstrucción de las iglesias de Parca (terminada), Iquiuca (terminada) y Mamiña (por iniciarse). San Lorenzo de Tarapacá ya esta restaurada y pronto se iniciarán las obras en las iglesias de Matilla, Pica y otras entre una veintena de proyectos estudiados. La Universidad Arturo Prat, la Corporación del Patrimonio y varias otras instituciones se han sumado también en este gran esfuerzo de recuperar este patrimonio arquitectónico e histórico del Altiplano

También este desastre motivó la creación, en la Universidad Técnica del Norte, de una Escuela Taller, financiada por CODELCO, orientada a la capacitación de jóvenes lugareños en las técnicas constructivas propias de las iglesias y viviendas del Altiplano, con el fin de que ellos puedan trabajar en su reconstrucción. Es éste además un importante medio para traspasar a las nuevas construcciones y nacientes poblados esta arquitectura ancestral de sabiduría y múltiples valores, proyectándola en el tiempo y permitiendo seguir acogiendo en ella las tradiciones y la historia de los pueblos del Altiplano.

(1) Las Iglesias Altiplánicas fueron incluidas por el Estado Chileno en la Lista Tentativa de Postulación de Patrimonio Mundial en 1998, entre los 18 Bienes Culturales de Chile, postulados como Sitios de Patrimonio Mundial / UNESCO.

FUENTE: Archivos Dep. Patrimonio Dirección de Arquitectura MOP
Consejo de Monumentos Nacionales.
Enero 2007.