Leí 
                          el Dedal este mes por Internet y quiero responderle 
                          a la Sra. Carmen Gloria Vergara la carta publicada en 
                          el N° 35, Febrero-Marzo 2007, de la revista.
                        Viví 
                          4 años en San José de Maipo y podría 
                          decir que fueron años muy felices, en una casa 
                          linda, rodeada de cerros y gente buena. Todo era perfecto, 
                          exactamente lo que buscábamos cuando decidimos 
                          huir de Santiago a vivir en los cerros del Cajón 
                          de Maipo, aunque con algunas obvias incomodidades por 
                          la distancia: lejos del trabajo, centros de salud y 
                          comercio. Pero el cambio, sin duda, valía el 
                          esfuerzo.
                        Sin 
                          embargo, nuestro pequeño pedazo de paraíso 
                          se transformó en un pequeño pedazo de 
                          infierno. Al lado de nuestra casa se mudaron unos vecinos, 
                          por decir algo, “especiales”. Comenzaron haciendo fiestas 
                          muy ruidosas todos los fines de semana (viernes y sábados) 
                          hasta las 6 de la mañana. Luego pusieron un cartel 
                          en la entrada que decía Café-Restaurante, 
                          pero sólo abrían pasadas las 23:00 hrs. 
                          El ruido de la música y de los automóviles 
                          que llegaban se transformó en algo insoportable, 
                          por lo que decidimos llamar a Carabineros y, al mismo 
                          tiempo, pusimos una denuncia en la Municipalidad de 
                          San José de Maipo por los ruidos molestos y la 
                          suciedad producida por nuestros nuevos vecinos. El resultado 
                          de ambas gestiones fue muy deficiente. Hasta hoy, un 
                          año después, y aunque el lugar está 
                          a menos de una cuadra de la comisaría y a cuatro 
                          cuadras de la Municipalidad, las fiestas siguen y la 
                          basura en la calle aumenta cada día. Hoy día 
                          ya no es Café-Restaurante, sino Café-Bar. 
                          ¿Qué autoridades son esas, que autorizan 
                          un local así en medio de casas de familia?
                          
                          Finalmente, la paradoja, decidimos regresar a la tranquilidad 
                          de Santiago, que aún con todas sus cosas malas, 
                          al menos tiene autoridades que sí trabajan y 
                          aportan. Así que le aconsejo a la Sra. Carmen 
                          Gloria que no pierda su tiempo. Las autoridades del 
                          Cajón de Maipo no son como las de la ciudad y 
                          es muy posible que ella y su familia tengan que arrancar 
                          como lo hicimos nosotros. Es lamentable que el Cajón 
                          del Maipo esté destinado a ser el basural de 
                          la región Metropolitana, en todo sentido. No 
                          lo digo sólo por la mugre, sino por la gente 
                          que llega a estropear la tranquilidad y belleza del 
                          lugar a vista y paciencia de quienes se suponía 
                          iban a velar por nuestros intereses.
                          
                        Mariela.