servicios,
tales como cocinar, alumbrarnos, movilizarnos en vehículos
diversos, comunicarnos y tantas otras cosas. Pero creo
que nos debilitan físicamente.La mayoría
de “estos fuegos” están consumiendo el planeta a una
velocidad vertiginosa, en una progresión geométrica.
Esto me preocupa. Poco por mí porque me quedan, tal
vez, algunos pocos años de vida, pero mucho por mis
hijos, mis nietos y todos esos niños que juegan y balbucean
sus primeras palabras en brazos de sus padres y que tienen
el derecho de vivir una vida normal. ¿No habrá
un error programado astutamente que lleva en forma consciente
a una ventaja coyuntural para dejar a los que vienen el Apocalipsis
mientras unos pocos lucran y se divierten?
Voy a
ser sincero. Creo que el Apocalipsis somos nosotros desgastando
la Tierra, sumados a misiles atómicos o asteroides;
todos juntos agrediendo nuestro ecosistema. Somos los artífices
de nuestro Destino. Las demás interpretaciones que
hablan de Demonios y Ángeles, Vanes y Ases, etc...
enfrentados en peleas entre Inmortales, se las dejo a otros,
respetando su opinión, en la esperanza que respeten
la mía.
Volvamos
al Fuego. En lo que respecta a la generación de calor
he descubierto que podemos vivir sin estufas, ni salamandras,
o sea, sin Fuego. Lo he comprobado en días de frío,
con nieve, con viento. Otra cosa es la cocción de nuestros
alimentos; ahí se necesita, aunque conozco a muchos
que comen la carne sólo con limón, por lo que
tampoco es “indispensable”. Pero aceptemos esta antigua costumbre.
“El Jefe”,
el perro de la parcela, duerme bajo un pino rodeado de nieve
como sus primos del Ártico y mojado por la lluvia circula
a cualquier hora. Otras veces se enrolla en un rincón
despreciando su casa perruna que tiene en una parcela vecina.
Jamás ha comprado una estufa ni cortado leña
para una chimenea que no necesita. Y así lo hacen los
zorros, los pumas, los ratones, los quiques, los cóndores,
los gusanos y los peces, a manera de ejemplo. El gato Micifuz
es más “humano”. Sin salamandra encendida: soy su estufa.
Nosotros
también podemos tener energía propia, cuando
queremos. Cerrando bien las junturas por donde entra el viento,
el peor enemigo del calor. Abrigándonos y tapándonos,
ojalá con un plumón, y verá que solo
(mucho mejor acompañado) el calor que genera es mayor
que el de la estufa.
Creo que
lo importante es la alimentación. Las calorías
son nuestra calefacción natural. Alimentando y abrigando
a nuestros hijos salvaremos al mundo de la destrucción
que están haciendo las petroleras consumiendo la sangre
de la Tierra (como decía la madre de Nicanor Parra).
Nuestra sangre es la mejor energía.
Tal vez
Ud. crea que estoy loco, haga la prueba y verá que
no tanto. Y para alternativas inteligentes, la energía
eólica, solar, de las mareas, hidráulica, por
ahora.