:: EL CAJÓN DE LAS VERDADES OCULTAS.
   Brisa cálida en noche invernal.

Por: Marisol Larenas Navarrete.

En ciertas ocasiones, al caer la noche en el Cajón del Maipo, sale a pasear un gran señor. No va en auto, ni a caballo, mucho menos en bicicleta… sino a pie. Él sabe muchos secretos, escucha conversaciones ajenas y se asoma por las ventanas a ver qué ocurre dentro de las casas. Por más que lo intente no puede pasar desapercibido. La mayoría de las personas se da cuenta de su andar. A pesar de enterarse de muchas cosas nunca dice nada, jamás revela los secretos ni las conversaciones que escucha. Es más, si tratara de hacerlo de nada le valdría, ya que sólo su hermano gemelo habla el mismo idioma. Pero éste vive muy lejos, su nombre es Foehn, un viento cálido y seco que fluye por las vertientes montañosas de los Alpes de Europa. Y ni hablar de su primo lejano, el aire tibio que corre bajo tierra en el Chiflón del Diablo en Lota, que parece ser un viento cumpliendo condena encerrado, no corriendo libre como el caminante cajonino.

Si este señor llamado Raco hablara, quizás qué cosas diría. Sabe secretos milenarios, muy antiguos, desde cuando dejamos de ser fondo marino. Si él pudiera hablar lo haría de lo que ve cuando viene desde la pampa argentina, bajando por la cuenca del Maipo, dejando su estela de calor seco, capaz de transformar hasta la más fría noche cajonina. Le gusta secar la ropa colgada, pero otras veces puede dejar estragos a su paso.

Este fenómeno tan especial se produce cuando se combina un centro de alta presión al otro lado de la cordillera y un núcleo de baja presión en el lado chileno. El aire avanza siguiendo al Maipo, calentándose a menor altura, mientras que el aire que
Ilustración de Romina Carvajal
A Macarena, de la escuela de San Gabriel, seguramente le hubiese gustado haber estado en la celebración de Pirque.
viene desde la costa pasa por arriba. A pesar de ser un fenómeno muy interesante es poco estudiado, y la gran mayoría de los santiaguinos desconoce la existencia del nunca bien ponderado Raco cajonino.

Entonces, cómo explicárselo a una persona que jamás lo ha sentido. Una brisa cálida en noche de invierno, no es fácil. ¿Con qué lo podríamos comparar? ¿No será más fácil compararlo con la brisa suave de la llegada de la persona amada, o con la llegada de sorpresa de la persona que se ama en secreto? ¿Cómo lo habrá sentido El Niño que Enloqueció de Amor, de Eduardo Barrios, Premio Nacional de Literatura, al sentir la llegada sorpresiva de Angélica a su casa? Sólo el que ha sentido amor lo podría comprender.

Si hay alguien que protege este Cajón de las Verdades Ocultas, ése es El Raco. Lo hace de una forma única, como sólo los elementos de la naturaleza lo pueden hacer. El Raco es la forma en que la Pachamama o Madre Tierra protege al Cajón. Cuando la nube negra y pestilente producida en Santiago amenaza con subir por la cuenca llevada por el viento que viene de costa a cordillera, el Raco con su aliento detiene este avance, impidiendo que la contaminación llegue hasta el Cajón del Maipo. Impide también que la contaminación suba a más altura y se disperse, evitando, en parte, que el aire de Santiago se renueve. Cuando corre el Raco es seguro que habrá mala calidad del aire en la capital. Si bien Don Raco ayuda al Cajón, al mismo tiempo perjudica a Santiago. ¿No tendrá esta ciudad bien merecido su aire? ¿Por qué debería soportar la gente del Cajón la nube inmunda de Santiago? El Raco, bajando por los cajones de los ríos Colorado, Olivares y Maipo, es el que logra los días brillantes, luminosos y transparentes tan típicos del Cajón.

Cómo sería si el Raco no sólo salvara al Cajón del aire contaminado, sino que también de un soplo alejara el ruido de los camiones en la noche y las visitas de algunos “patos malos” que vienen de Santiago... Si fuera asimismo capaz de ahuyentar a ciertas personas que botan papeles por la ventana del auto, los que rayan las murallas de las casas, los que llenan de basura y los que andan a velocidades irresponsables por calles no aptas. Qué pasaría si Don Raco fuera capaz de todo eso... Es una utopía, y de utopías vive el hombre.