Obra musical,
año 1975, compuesta y ejecutada en estudio por la banda
alemana Tangerine Dream (Peter Baumann, Edgar Froese, Christopher
Franke) perteneciente al movimiento Kraut Rock. En este trabajo,
la banda continuó desarrollando el sonido de la llamada
"Escuela de Berlín" mediante secuenciadores.
La decisión
de incorporar esta obra musical, íntegra, en la banda
sonora del documental Agonía en el Cajón, tiene
carácter providencial. Pese a que desde un comienzo,
con las primeras tomas, imaginé usar esta obra musical
electrónica, no fue sino hasta la tarde del día
en que se rescató la locomotora que reafirmé
esta decisión, desconsolado frente a un inconfesable
descuido del que me percaté sólo cuando revisaba
en mi taller el material grabado al caer la noche de ese día:
todo lo registrado durante aquella extenuante jornada carecía
de sonido; sólo existían las imágenes
en movimiento, mudas
como en los inicios del cine.
Así,
frente a esta "desgracia", fue que la decisión
comenzó a tomar fuerza, la que luego se volvería
incontrarrestable durante el proceso de montaje de las imágenes.
Lo primero fue remontarme al cine mudo y luego comenzar a
sentir la afinidad de esta música con pasajes que nos
remiten a lo cósmico y a lo industrial, relacionados
con los sentimientos oníricos expresados por los hombres,
sincronizados con lo maquinal de las acciones de las grúas.
Ante la ausencia de palabra y sonido, la música cobra
una función más compleja por su carácter
abstracto, como un acto paralelo para profundizar y aclarar
las acciones.
Lo simbólico
también está presente. El Rubicón es
el río que cruza Julio César en su marcha hacia
Roma el año 49, donde pronuncia su célebre frase
"Alea jacta est" (ó "Iacta alea est)(*),
"la suerte está echada". Cruzar el Rubicón
es el símbolo de cruzar un punto sin retorno. Todos
esperamos que el rescate de la locomotora y los carros de
su agonía sea un acto sin retorno.
La obra
musical Rubycon y las locomotoras Jung fueron creadas contemporáneamente
entre los años 1975 y 1976, en Alemania. Más
allá de la abstracción, del sentimiento, la
sincronía, el simbolismo y la contemporaneidad, lo
cierto es que el descuido de mover sin darme cuenta el switch
de bloqueo del audio del micrófono externo de mi cámara
mientras conducía, me puso providencialmente frente
a esta obra musical que, desde mi punto de vista, fue la mejor
solución para el relato, decisión que tal vez
no habría tomado sin haberme visto enfrentado a la
situación descrita. La providencia estuvo una vez más
de mi lado.
NITRAM
ODALLEM-ZAÌD,
MARZO DE 2008.
(*) Iacta
alea est ó Alea jacta est.(Il dado è tratto).
Frase pronunciata da Cesare alla traversata del Rubicone;
cit. da Svetonio, Vita di Cesare.