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La crisis del agua amenaza. ¿Cómo saciar la sed del mundo, que en menos de tres decenios pasará de casi seis mil millones de personas a nueve mil millones? El riego absorbe dos tercios del consumo de agua, y eso en ningún caso va a disminuir. Además, con la industrialización progresiva aparecen nuevas demandas y nuevos riesgos de contaminación. Los artificios técnicos _que suelen ser de alto costo económico y ecológico- ya no bastan para hacer frente a la escasez de agua. Hoy, los especialistas en medio ambiente y los economistas, en lugar de preguntarse "cómo aumentar la oferta", insisten en que la solución es "reducir la demanda". Se basan en la siguiente paradoja: se está derrochando un recurso sin el cual no podremos vivir. Para administrarlo |
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de manera más racional la solución parece simple: hacer pagar a los usuarios. Se piensa incluso en recurrir a otros mecanismos del mercado para repartirlo más eficazmente. En caso de sequía, por ejemplo, en Estados Unidos la ley californiana incita a los agricultores a vender sus derechos de agua a las ciudades, en vez de cultivar cereales. Se habla también de instaurar un mercado internacional del agua para que los países más necesitados puedan comprarla a los demás. Pero, ¿cuáles serán las consecuencias políticas y sociales de este enfoque? ¿Cabe tratar este recurso vital como un producto más? En definitiva, ¿qué precio habrá que pagar por el agua? Desde ya, ¡cuídala! DdO |
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