NUESTRA HISTORIA CAJONINA / y 4
Patricia valenzuela Jeldes

Mientras la Compañía Minera Merceditas desempeñaba sus tareas extractivas en el poblado, el 26 de agosto de 1958 comienzan a repetirse una serie de movimientos telúricos que dan como resultado, el 4 de septiembre del mismo año, un terremoto con epicentro en Melosas. Dicho suceso tuvo como consecuencia réplicas durante tres meses, el abandono del poblado por sus habitantes y una gran pérdida en cuanto a infraestructura tanto en las minas, planta y poblado. De las personas que abandonaron El Volcán pocas volvieron y las que lo hicieron debieron comenzar todo desde cero. En relación a este período la señora Adriana, antigua y actual pobladora de El Volcán, recuerda:

 

Estación El Volcán, año 1950. "El ferrocarril funcionó hasta el año `76, porque Pinochet hizo parar el ferrocarril, hizo sacar la línea y se lo llevó todo, y vendió los fierros y todas las cuestiones..."

Para el terremoto del `58 evacuaron a toda la gente. Yo, como tenía un negocio a continuación del policlínico, no me quería ir. Nos llevaron a San José de Maipo, nos daban la comida arriba, en la Casa de Salud, y abajo, en la Casa de Socorro, nos dieron para dormir. Nos tuvieron una semana, y de ahí nos llevaron a Puente Alto, a la escuela que hay ahí en Santa Elena. Ahí estuvimos como tres meses y cuando volví se habían llevado todo, hasta el servicio se lo habían llevado. Todo se lo robaron: las gallinas, patos, pavos, de todo. El día 4 fue el terremoto, andaban todos en las elecciones, así que por eso no hubo desgracias personales. Andábamos todos en San José de Maipo y después cuando llegamos no se veía nada, puro polvo. Acá seguía temblando y los carabineros no dejaban pasar de San José para arriba, porque se cuidaban las cosas. Vino la Defensa Civil, los militares, carabineros, todos, todos se iban con los jeeps cargaditos. Se llevaban todo. Yo tenía un servicio de plata que me había dado mi tía Irene, de los abuelos. Claro, como vieron que era buena, se la llevaron.

Tras el terremoto fueron cuantiosos los daños provocados en la planta, mina y poblado, así que con el propósito de reconstruir el pueblo, desenterrar las minas y poner en funcionamiento la planta, en febrero de 1959, la Compañía Minera Merceditas solicitó un préstamo a la actual ENAMI. Tras la reordenación en 1961 comenzaron nuevamente la producción, con 120 trabajadores.

El trabajo y la actividad también pararon, entonces los niños del colegio necesitaban alimentarse. Y hubo harta falta, como una crisis. Siguieron trabajando sí en la compañía, pero… para reponer todo lo que tenían, no les alcanzaba. Esto fue el 4 de septiembre. A los tres meses subí para acá y me instalé bajo una ramada, cerrada así con latas paradas, bien firme, amarradas con alambre, porque no se podían clavar, por los temblores. Me instalé ahí y recibí a toda la gente de la compañía minera, que eran como sesenta los que trabajaban ahí, a esos les daba la pensión. Y la señora Rosario, allá en el sindicato en la Volcanita, ella tenía toda la gente de Volcanita. Y ahí empecé a trabajar, de todo acá les tenía, porque la señora Rosa me dejó las patentes, porque ella tenía restaurante, me dejó las patentes y con esas patentes yo empecé a trabajar. Empecé a armar de nuevo mi vida, ¡si no había nada! De nuevo, de nuevo.

No obstante, la producción de la mina no volvió a ser como antes, pues las ganancias no alcanzaron para mantener la producción y pagar la deuda obtenida con ENAMI:

Conforme a las cláusulas del préstamo, el mineral extraído no se ofrecía en el mercado, sino que se canjeaba a la propia ENAMI contra las cuotas del préstamo, enviándolo a alguna de sus refinerías, lo que en la práctica significaba una disminución de un 11% en la tarifa de la compra de minerales. La obligatoriedad de canje del producto, más las difíciles condiciones de producción con las que tuvo que operar la empresa, la mantuvieron en una cada vez mayor difícil situación de caja.

Toda esta pérdida sumada en 1967 a la huelga de los obreros de la compañía minera con el fin de mejorar los salarios y el posterior reajuste de sus sueldos, lleva a que en 1968 se solicite la paralización de las faenas. Sin embargo, dicha autorización no llegó, hasta que en 1971 se decidió buscar alternativas para continuar con las faenas. Con el empeño de mantener en funcionamiento la producción minera, el gobierno de la Unidad Popular, a través de ENAMI, interviene las minas que, posteriormente, caen en manos del régimen militar.

Aquí la actividad minera, hasta 1973, en este pueblo tenía hasta cine, había una gran actividad. El problema es que después de 1973 esto decayó porque se intervino la mina y les duró dos años quebrar, porque no saben de minería. Hicieron puras leseras, no sé si se han fijado, allá arriba hay hoyos inmensos, trajeron a un criminal de la minería, porque lo único que hacían era sacar el mineral rápido. En el próximo invierno o sismo todo eso se vendrá abajo.

El ferrocarril funcionó hasta el año `76, porque Pinochet hizo parar el ferrocarril, hizo sacar la línea y se lo llevó todo, y vendió los fierros y todas las cuestiones. Él mandaba, él tenía el mando de los milicos. Y era el Ferrocarril Militar. Después de la intervención se seguía utilizando, pero ya menos, después hubo toque de queda y todas esas cosas. Acá me sacaban a la gente del negocio, y los sacaban afuera, cuando recién venían llegando los viejos, todos sucios, a comer y a tomar once altiro. Como era el toque de queda llegaban y después se iban a los camarotes a bañarse y a acostarse no más. Y los sacaban afuera de la calle, los hacían hacer tiburones, les pegaban. Esas cosas las vi mucho. Muchas cosas pasaron. Se llevaban caminando a gente de la mina, los castigaban por allá en el espacio de las Melosas. Yo veía, y eso vino a parar hasta el día que llegó un caballero que tenía mucha amistad con el… no me puedo acordar, pero tenía un cargo grande, después de Pinocho… él.

La intervención de la mina, el derrumbe de un andarivel y los costos que significaba contratar camiones para trasladar el material, la paralización del Ferrocarril Militar Puente Alto-El Volcán, la poca producción y el gran endeudamiento, provocaron la paralización de la Compañía Minera Merceditas tras varios años de endeudamiento. Dicha situación generó el desempleo de los obreros que hasta ahora trabajaban en la Compañía, quienes en su gran mayoría abandonaron el poblado en busca de nuevas ofertas de trabajo. Ya no se contaba entonces con escuela, teatro, pulpería, pensiones, ferrocarril, y en general con todos los servicios creados y ofrecidos a los trabajadores de las minas con sus familias. No obstante, al contrario de lo que se pensaría, no toda la gente emigró, y aunque la actividad minera continuó en la zona a nivel de pirquén, llegó nueva población a la localidad, la cual todavía habita El Volcán, eso sí, de una manera completamente distinta a la de antaño. DdO