Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 45 - Año VII, Ocubre y Noviembre 2008
PREAMBULO

Con el número que se encuentra en tus manos, esta revista cumple seis años de vida y comienza su año siete. Desde hoy, Dedal de Oro se viste con vestido transparente y se valora un poquito más: el alza en su precio responde a la necesidad de compensar, aunque sea en parte, el arrastre de una carencia de recursos que acompaña a esta publicación desde sus inicios, al que se agrega el costo de la vida actual en creciente aumento.

Estas últimas alzas nos afectan a todos (excepto a algunos, claro). Todos tenemos que sufrir esta subida del costo de la vida (por lo demás, a nivel mundial) y soportar la lastimosa politiquería de palabra y hecho a nivel nacional que se deriva de estas realidades. Como dice el pueblo sabiamente: qué le vamos a hacer, es lo que hay.
 
¿Y qué hay? Hay una cultura del tener por acumular, de la ambición, de la categórica diferencia institucionalizada entre los ingresos de pobres y ricos. Todo esto, al presente, sazonado con las elecciones municipales ad portas y las próximas presidenciales.

Se echan de menos vientos más armónicos. Se echan de menos vientos fraternos.

Ayer alguien me dijo: Al menos, quedan algunas buenas cosas para leer, para mirar, para escuchar. Sí, las culturas humanistas siguen existiendo. Hay literatura, artes plásticas, música selecta, tradiciones populares, patrimonios, claras disciplinas y conductas humanas de toda índole para crecer... A las personas que se miran por dentro, que leen, que ven, que escuchan de verdad -y a todos los que nos acompañan o nos han acompañado a lo largo de estos seis años- se les agradece el aliento y el camino recorrido.

Esta publicación es un laboratorio cultural, es una instancia en la que se puede compartir, es un sitio que recibe el saber de otras latitudes (cercanas o lejanas) y entrega lo propio de la zona, es un vaso comunicante para entender mejor lo que significa la condición de ser persona en un mundo diverso, de ser individuo capacitado para solidarizar y tolerar, para entregar y recibir algo que queda resumido en dos palabras: cultura esclarecida. Cuando se habla de cultura esclarecida se habla del arte de vivir respetado y respetando. Esto es importante. Por ejemplo, es algo que no se puede perder de vista cuando se va a marcar la crucecita a un candidato. De esa marquita dependerá en parte la vida cotidiana de cada uno de nosotros, esa que se expresa en nuestra forma de pensar, hablar y actuar según nuestros deseos, nuestros temores y goces, nuestras necesidades del pasar individual y colectivo expresado en conductas sociales libres y adaptables. Esperemos que esta primavera nos traiga muchas flores.

J.P.Y.B

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