Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 45 - Año VII, Ocubre y Noviembre 2008
AQUÍ VAN CUATRO POEMAS INÉDITOS DE FIDEL SEPÚLVEDA, DOS DE ELLOS ESCRITOS EN EL CAJÓN DEL MAIPO DURANTE SU ESTADÍA EN LA PARCELA QUE SU HIJA Y SU YERNO TIENEN EN LA ZONA DE LA PATA DEL DIABLO. SOLEDAD MANTEROLA, SU VIUDA, HA FACILITADO ESTOS ESCRITOS, QUE DEDAL DE ORO SE COMPLACE EN PUBLICAR.

Fidel Sepúlveda Llanos (1936 - 2006) nació en un lugar mítico: San José de Cobquecura. Hasta los 10 años creció entre montes y quebradas, entre peumos, avellanos, robles, cerezos y manzanos. Los pájaros a montones anunciaban cada amanecer, de trasfondo el mar, en la casa la huerta y las flores, el agua se iba a buscar a la vertiente, esa se tomaba y con esa se cocinaba. Esos sabores, esos sonidos, esos olores... fueron con él durante toda su vida.

En su casa el fuego no se apagaba. Se renovaba cada amanecer reavivando las brasas enterradas en la ceniza la noche anterior. Era un lugar sagrado, cuajado de mito y, como él decía, “un lugar lleno de almas que cruzaban el horizonte de montaña en montaña”.

Esta madre tierra nutrió sus sentidos y su alma y le dio la voz. Desde sus ojos de niño maravillados de ver y por ese lugar mítico por vivido y por sentido y al que nunca olvidó y al que siempre volvió, llegó a las más altas esferas del quehacer académico nacional e internacional. Nos dejó un legado inmenso de poesía y pensamiento de Chile y de América, sobre lo del hombre y la Madre Natura, siempre creándose y haciéndose a sí mismos.

En el número anterior de Dedal de Oro, José Luis Villalba, brillantemente, ya nos mostró mucho de Fidel. Ahora les entregamos simplemente poesía inédita, donde Fidel Sepúlveda Llanos dice lo de él. A un mes de partir para siempre, en la parcela de su yerno y su hija situada en los faldeos de la precordillera de San José de Maipo, Fidel Sepúlveda escribió dos de los siguientes poemas, que se publican por primera vez en está tan querida revista.

SOLEDAD MANTEROLA (SU ESPOSA)

 

PERFIL
(inédito)

Me ocurre la memoria como memoria de raíces.
Me ocurren los sueños como realidad real.
Me ocurren los pensamientos como metáforas.
Las metáforas me ocurren como la respiración.
Me ocurre una palabra que no es mía.
Una idea que tampoco es mía.
Una utopía que tampoco es mía.
Brota de las raíces, asciende y enciende
el horizonte. Es el aire.
No se puede vivir sin aire,
sin tierra,
sin agua,
sin fuego como los miserables que se mueren de frío.
Esto es lo mío que ocurre que es lo de mi gente,
la de los campos, la de los pueblos, la de las ciudades.
Ahí me encuentro con el encuentro de lo viejo y lo nuevo.
Este encuentro me encuentra con lo mío
que se dice en metáforas
que dicen lo que la gente dice,
que me dicen lo que tengo que decir.

 



FIDEL EN SU CASA DE CALLE CAMPOAMOR, SANTIAGO, AÑO 2003


FIDEL, GASTÓN SOUBLETTE Y JOSÉ LUIS VILLALBA, EN LA CASA DE GASTÓN, EN LIMACHE, AÑO 2005

(Inédito, escrito en el Cajón del Maipo)

Esta herida descomunal
que no cesa de abrirse
este hormiguero sideral
de montañas
que no cesan de hundirse para arriba
y de auparse para abajo
esta parición sin fin
de infinito infinito
en que te ensañas
desde tanto tiempo atrás
desde tanto tiempo al frente
en que te empeñas
en proliferar una prole
que no cesa de
arenas, areniscas, florecillas, vilanos,
abejas, avispas, avecillas y cóndores
y pumas y huemules y avestruces y
ubutardas amén de canelos
y litres y peumos y quillayes
y maitenes. Mesas y misas sacras
y non sacras, inmensas mesas, mesetas
íntimas mesas, de gentiles gentes gentiles
cuando no hostiles, gentes gentes
que proliferan, que proliferan
más gente, gente gentil cuando
no hostil aun en el cajón donde
aprendió a caminar la infancia de los abuelos.

 

 


PRIMAVERA
(inédito)


En la raíz ya el tallo
y en el tallo, la flor
y en la flor, la semilla
y en la semilla el sol
volando abismo abajo
a encontrarse con sus
estirpes sepultadas
guardianas de la luz
que roza la semilla
y hace estallar la flor
y en la flor la semilla
y en la semilla el sol…

 


(Inédito, escrito en el Cajón del Maipo)


Al atardecer
he sentido el espíritu de la
montaña
su silencio de mole
su silencio inmenso
de mole inmensa
recorrida por infinitas
infinitesimales vidas
y el bajo continuo del Río Maipo
que no cesa de correr
al costado de la mole inmensa
y quieta
esta herida que fluye

a la mar
adonde ¿vamos todos ?
silencio y voz
quietud y movimiento
en esta tarde
de estío
en el Cajón
en esta casi noche
donde se escucha un Dios
que no habla
que habla en la montaña
en la altura honda
de la montaña.