Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 46 - Año VII, Dic. 2008 -Enero 2009
LINTERATURA INFANTIL
CON ESTE BRILLANTE TEXTO, LA NIÑA MARIANA PAULINA ÁLVAREZ M., DE 9 AÑOS, DEL 4º BÁSICO DE LA ESCUELA FRONTERIZA SAN GABRIEL, OBTUVO EL SEGUNDO PREMIO EN UN CONCURSO REGIONAL DE LITERATURA INFANTIL DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN. LA GRÁFICA TAMBIÉN ES DE LA NIÑA.

Desde que nací, tengo enfrente de mi casa un corral lleno de caballos. Un día me puse a contarlos, había más de veinte, los negros ganaban, sólo había cuatro cafés y dos blancos. Blanco, el más lindo de todos, un día me dijo:

“Deseamos tanto ser libres, ya que llevamos más de quince años encerrados. ¿Sabes?, lo pasamos bien. Nuestros amos se visten de verde, nos dan granos y pasto seco tres veces al día, a veces nos gritan y nos tiran piedras por la espalda para que puedan dejar los granos en el comedero. Las personas que nos visitan siempre nos hacen cariño y dicen: ¡pobrecitos, están encerrados!

“Tenemos un amigo que cuando corta el pasto nos trae de regalo pasto tierno, que es bien rico. Nosotros nos ponemos en fila y él lo reparte. Claro que un día el amo de verde se enojó y le dijo que no lo hiciera más porque podíamos enfermar, y yo le creo. Fíjate que un día se murió la abuela yegua y vino una cosa tan grande y sonora, vimos cómo hacía un hoyo en la tierra y ahí en el mismo corral la enterraron.

Teníamos mucha pena, algunos movían la cola fuertemente, otros agacharon las orejas en señal de respeto.

“Aquí también vive una mula muy traviesa, siempre engaña al amo de verde y se escapa a comer pasto tierno y frutas a los sitios vecinos. A ella la castigan por esta falta y la atan varios días a un palo, ahí le dejan grano y nosotros nos ponemos de acuerdo y abusamos comiéndole la comida. Recuerdo que una vez nos dijo: ...yo abriré la puerta para que ustedes escapen... Y así fue, porque al reptar por entremedio del alambrado los cortó y salió gritando: ¡huyan! Salimos todos, uno a uno, corriendo sin rumbo ¡Éramos libres! Fue entonces cuando llegaron varios amos de verde, nos atraparon y llevaron de vuelta al corral.

“Te contaré, amiguita, que cuando hace frío armamos carreras a todo galope, principalmente cuando cae nieve. ¡Es muy divertido! En ese momento los perros nos persiguen ladrando y no logran entender que nosotros sólo tratamos de calentarnos.

“A principios del verano los amos de verde van a la cordillera y eligen a los más fuertes para el viaje. Los que no vamos nos quedamos muy tristes viendo cómo nuestros hermanos serán libres por unos meses. A la mula le toca la peor parte ya que le ponen harta carga encima.

“Hace unos meses, el amo de verde nos llevó a un lugar muy grande, a los pies de unos cerros, era de sueños. Íbamos preguntándonos qué pasaba, y él decía que eran vacaciones, ¡claro que sí! Eran vacaciones para nosotros, estábamos felices de estar en un lugar que no sea corral. Aquí sí lo pasaríamos bien, ya que hay bastante pasto tierno y agua fresca.

“Te cuento que a las hembras les trajeron un novio grande y negro azulado brillante, están muy contentas. El amo de verde le llama potro y dice que es para reproducir. ¡Y cómo no, si ya hay cuatro yeguas que serán mamás en los próximos meses! ¿Ves, amiga?
 






PAULY Y ROLO, EL DIRECTOR



Cuatro hermanos más nacerán para estar encerrados junto a nosotros. Te darás cuenta que ser caballo no es muy bueno, porque los amos, a quien llaman “el hombre”, nos quita la libertad y nos somete a su antojo. Nosotros aquí seguiremos para huir lejos y tener la tan preciada libertad.

“Ahora me voy, porque se acerca el amo de verde a repartir los últimos granos del día. Adiós, amiga.”

“¡Adiós, caballo Blanco! ¡Toma, te regalo mi paciencia!”
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