Hijos de El Volcán

05.11.2008 Hola, mi nombre es Patricio Contreras Tapia y soy nieto de una antigua habitante de El Volcán. Ella nació en el año 1921, el año pasado falleció (2 de Noviembre) a la edad de 86 años. Ella era hija de José Tapia y Blanca Meneses Lloren. Cuento un poco de su historia para que Débora Valenzuela sepa que acá en San José de Maipo existe familia de su abuela. Mi abuela se llamaba Rosa Tapia Meneses. Quiero contarte también que acá en el pueblo vive una prima hermana de su abuela, Juana Tapia Meneses, en Santiago viven 2 hermanas más... Te puedo contar que el pueblito de El Volcán está casi abandonado, pero aún se puede visitar y ojalá que tu abuela pueda volver algún día a su terruño que la vio nacer. Espero estar en contacto contigo para compartir recuerdos de nuestras familias. Saludos y muchas bendiciones para tu familia.

06.11.2008 A Juan Pablo Yáñez Barrios, Editor Revista Dedal de Oro. Saludándole atentamente, le cuento que en agosto envié una carta a su revista para dar una reseña de la historia de mi abuela , oriunda de El Volcán, pero jamás pensé que existían tantos familiares de ella que aún habitan por allá. Todo esto provocó el contacto con ellos en el mes de octubre, lo que después dio origen a un hermoso reencuentro de ellos con mi abuela en Viña. Ahí pudo ver a su prima Juana Tapia y a algunos de sus sobrinos con su descendencia. Lo mejor de todo es que esto promete continuar, ya que al mismo tiempo ahora mi papá tiene primos, y hasta yo gané familiares nuevos que aún no he podido conocer. Bueno, entonces van los más cálidos agradecimientos a su revista y a todas las personas que facilitaron mis datos para el contacto. Deseándoles que sigan creciendo y ayudando a su gente , se despide agradecida,

07.11.2008 - Guten Tag!

Desde Alemania mis más sinceras felicitaciones por su revista. Recibí hace un tiempo de regalo de Chile un par de ejemplares y me sorprendió gratamente el nivel y calidad de la revista. Además, me alegré mucho de saber que hay entusiastas trabajando en la recuperación del tren qu e recorría la zona. Me siento unido a la zona de San José de Maipo ya que por allá por 1953 comencé a esquiar en Lagunillas. La parada obligatoria en esos tiempos (viajábamos en el camión de Sancho…) para ir a esquiar o al regreso era en San José de Maipo, de donde guardo muy gratos recuerdos. Les deseo que sigan manteniendo este nivel y que continúen con éxito en el futuro. Un cordial saludo,

08.11.2008 - ¡Oh, falta un Dedal! Hola Amigos. Hace muy poco encontré su revista y cada una de sus sensaciones en ella establecidas las comparto totalmente. También amo el maravilloso Cajón, lugar que me ha conmovido desde muy pequeño. Mi contacto se encamina por consultarles en que lugar puedo obtener el número 44 de la revista, Agosto y Septiembre, la cual no pude obtener a tiempo. Atento a su respuesta, esperando a la vez aquellos anhelados vientos fraternos... Muchas gracias,

13.11.2008 - Entre huasos Tengo 38 años, soy de Talca pero no olvido los cuentos dibujados a tiza y pizarra polvorienta del huaso Rolando en la humilde escuelita del Melocotón. Ojalá este huaso San José Maipino siga enseñando a imaginar y volar a los niños pequeños. Disculpen el uso de este medio para una labor tan personal, pero es el único medio que encontré para ello, desde Talca el Huaso José te da las gracias,

13.11.2008 - Mi Blanco Dedal

Desde que empecé a visitar el Cajón del Maipo, me llamó la atención la diversidad de flora que crece en primavera. Oriundo de la quinta región, donde el mar se une con la vegetación, no debió haberme impresionado tanto, pero el contraste de lo árido de las montañas con lo verde y frondoso del valle y también, por qué no decirlo, esa agua turbia y semi blanquecina del río, que es muy diferente a esas aguas de color verde intenso o turquesa de los ríos del sur, llama la atención. De la flora, mucho que decir: cipreses, quillayes, almendros, litres, boldos, helechos y también dedales de oro, originarios de California, según averigüé. Los vi también en los cerros de Valparaíso. Nunca supe su nombre. Sólo al llegar a Santiago y dirigirme un día de esos al Cajón, ahí

me encontré con ella, no la flor sino la revista, y tampoco la asimilé con esta planta, hasta que en una edición leí el relato de un hombre que describía sus viajes desde Puente Alto a San José en tren y veía los dedales de oro a su paso llenando de colorido el entorno. Fue ahí que me cayó la teja (dicho en buen chileno): era una planta silvestre, y me dedique a averiguar cuál era y cómo era. Un día, paseando con mi familia por el sector de El Toyo, me la encontré cara a cara. Era el más hermoso de todos, no precisamente como lo había visto antes, ni cuando era chico, ya que jugaba sobre ellas sin saber de que plantas se trataba. Bueno, prosigo: era un dedal de oro, pero de oro blanco, único entre todos los dedales de color naranjo y amarillos anaranjados, único en el sector. Es más, único en todo lo que recorrí de la calle que une el sector poniente del río con San José. Hermoso y solemne, por nadie mas visto (creo), y ahí se quedó. Por un instante pensé llevármelo, pero recapacité: ahí nació y ahí se va a quedar para florecer cada primavera. Nelson Robles Pastene.