Bárbara Carrillo Jara es hija de Margaret y Patricio. Vive en el paradero 32 de Vicuña Mackenna, Puente Alto. Nació el 14 de julio de 1996. Le gusta el canto, el baile, el patinaje, el atletismo y el dibujo. Se entretiene sacando canciones en el teclado, aunque reconoce como su instrumento favorito el saxofón, “con su sonido relajante e inspirador”, pero está consciente de que es muy caro y que debe desarrollar más sus pulmones para dominarlo. Trató de aprender guitarra, pero debido a sus pequeños y frágiles deditos prefirió dejarla. Parece haber reunido en sí el gusto por la música de su padre -quien apoya a su hija y le compra los instrumentos que ella le pide- y de su madre, quien estuvo en un grupo escolar de canto. Barbarita, poco a poco, empezó a ensayar canciones, ayudada por su padre. De dos años aprendió la primera: “Una cuncuna amarilla”.

Cuando tenía seis años ya leía lo suficiente como para captar, mirando un letrero que anunciaba un festival de la voz, de qué se trataba. Su padre le explicó más, quizás riéndose un poco de que ella quisiera participar en el concurso. Pero ella, segura de sí misma, se presentó y quedó seleccionada, aunque con un tema que no era su favorito, ya que aquel lo había escogido otra niña. Así, cantó la “Mochila azul”, en la versión de María José Quintanilla, y… simplemente ganó. Era la más chica de los participantes y recibió de premio un Walkman estéreo y un diploma. En realidad, desde entonces comenzó a “coleccionar” diplomas y medallas, no sólo en canto, sino también en atletismo y patinaje. Hoy en día, estudia en el colegio El Sembrador y es la segunda del curso con un promedio de 6,3. El gobierno le regaló un computador. Hace muchas cosas aparte de la música, “para salir de la rutina”, dice. Incluso juega ajedrez.

Está muy agradecida del apoyo de sus padres, aunque al principio se enojaba por las críticas de su papá. Su madre, quien la acompaña a conversar con Dedal de Oro, comenta que es una muy buena hija, que les ha dado grandes satisfacciones, aunque agrega que pelea mucho con su hermana Loreto, que tiene nueve años y es mucho más tímida, a menudo debido a las Barbies que Bárbara colecciona con amor y que Loreto le saca sin su permiso. “O a veces me molesta en la noche, sin dejarme dormir, ja ja ja”, añade Bárbara.

¿Cómo se proyecta Barbarita a futuro?

“Me gustaría ser una gran cantante… Me encantan Shakira y La oreja de Van Gogh, y también la ópera. En el pasado festival de Viña me cautivó la cantante lírica Verónica Villarroel, se

me ponía la carne de gallina. Pero no sé si tengo talento para tanto... Quizás voy a estudiar obstetricia. También me gusta veterinaria, pero lo descarto debido a que hay que sacrificar animales para los estudios. Otra opción es la ingeniería. Volviendo al canto, mi registro es contralto soprano. Para la ópera tendría que volver a tomar clases de canto profesional, lo que ya hice, pero lo pospuse debido a la carga estudiantil. Mi organismo colapsó y no podía retener más información. Pensaron en operarme de apendicitis, pero lo que tenía era estrés. Escucho música clásica para relajarme. Siempre adquiero muchos compromisos, participo en actividades extra programáticas y soy muy detallista y perfeccionista. Por esto mi padre me dice que es mejor hacer una cosa bien que picar por todos lados y hacerlas a medias. En mi colegio, actualmente, sólo tengo clases básicas de música, flauta y algo de canto”.

Entre sus actividades extra programáticas recientes participó en un coro dirigido por un excelente y exigente profesor: Ricardo Curihuinca. Elegido como el mejor coro de Chile, ganaron un viaje a Argentina, Mendoza, por cuatro días, para participar en un encuentro coral representando a nuestro país. El coro tiene aproximadamente veinte personas, siendo Barbarita la más pequeña. Eso le exigía un gran esfuerzo, razón por la que el doctor le recomendó retirarse… y así lo hizo. Hoy extraña al coro, a sus compañeros y a su profesor.

¿Cómo llegó Barbarita a cantar en la plaza de San José de Maipo? “En el verano mi papá trabajó en un balneario del Cajón. Yo me acercaba a las pérgolas y preguntaba si querían oírme cantar a cambio de una colaboración voluntaria. Me acompañaba con música de pistas que ponía con un amplificador. Llegué a ganar $ 40.000 en una hora, y con ese dinero compré ropa para mí y para mi hermana Loreto. Un amigo de mi papá, don Fernando Briceño, tenía contacto con Carmen Larenas, encargada de Cultura en la Municipalidad, y me recomendó para participar en un festival, sólo como número artístico porque por mi corta edad no podía concursar. Pero pasó que me resfrié y no pude participar. Pero a las dos semanas, cuando ya estaba casi recuperada, fui convocada para participar en el Día de la Mujer, y esa fue mi oportunidad de cantar en la plaza. Para mi papá fue una experiencia muy bonita, ya que él es nacido y criado en la comuna, en el camino a Lagunillas.”

Ese día fue cuando la escuchamos. También entonces se le ofreció una beca para estudiar canto con el maestro Percy Alvarado, gestión realizada por la señora Carmen Larenas, gesto que emocionó mucho a Barbarita.

Quedaron de contactarse por teléfono, asunto que no ha sido fácil. La instamos a seguir insistiendo. Barbarita termina de conversar con nosotros diciéndonos con entereza: “Agradezco a Dedal de Oro por darme esta oportunidad de que las personas me conozcan”. (Aproximadamente un mes después de esta entrevista, Barbarita nos comunica que por fin está tomando clases con el maestro Percy. Nos alegramos y la felicitamos.) DdO