Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 49 - Año VII, Invierno 2009
SABER

Se trata de un discípulo no indio, quien viajó a pie desde París a la India en la década de los años treinta del siglo pasado para encontrarse con el maestro. Su nombre es Lanza del Vasto, descendiente de una noble familia siciliana cuyo ancestro fundador del clan fue nada menos que el emperador alemán Federico II Hohenstaufen, quien en el siglo XIII era además rey de Sicilia. Y este vástago suyo del siglo XX, por su apariencia física, no desmentía ese parentesco: tenía el porte y la distinción de un emperador.

En la India fue admitido en el Ashram (comunidad) del Mahatma Gandhi, donde permaneció varios años recibiendo las enseñanzas del maestro de la no violencia y participando en todos los trabajos sin remuneración alguna, desde limpiar las letrinas hasta el cultivo de la tierra y la asistencia a los enfermos.

Gandhi lo autorizó para realizar lo que todo indio devoto llama la “Peregrinación a las Fuentes», esto es, un viaje iniciático al nacimiento del río Ganges. En esa travesía conoció al gran maestro yogui Shivananda, discípulo del gran Ramakrishna, quien lo inició en las altas técnicas del yoga y la meditación.

 
FOTO: WWW.LANZADELVASTO.IT

Cuando volvió a Europa publicó su bitácora del viaje bajo el nombre justamente de «Peregrinación a las Fuentes», el cual provocó un gran revuelo en la primera mitad del siglo pasado, época de gran búsqueda espiritual en Europa. Y fue así como muchos hombres y mujeres se acercaron a él pidiendo ser aceptados como discípulos. Con ellos fundó la comunidad de «El Arca», cuya orientación doctrinaria era una feliz síntesis de la tradición cristiana y gandhiana.

Desde los años cincuenta empezó Lanza del Vasto a peregrinar por el mundo difundiendo sus enseñanzas sobre espiritualidad personal, comunitaria, y acción cívica no violenta como solución a los problemas sociales. Su visita a Chile data de 1957. Vino invitado a Buenos Aires primero y el Instituto Chileno Italiano de Cultura aprovechó la ocasión para dirigirle una invitación por una semana a Santiago, en la que ofreció un ciclo de conferencias. Era una época de gran inquietud espiritual de los chilenos a causa de la difusión en gran escala de los libros de espiritualidad hindú y china. Por eso el público que asistió a sus conferencias tenía ya una cierta preparación para recibir su mensaje.

La primera persona que se acercó a él con ánimo de establecer una relación más comprometida con su persona fue el suscrito. Desde entonces se fundó en Santiago un grupo de adherentes que recibía regularmente su correspondencia con directrices para la práctica de la meditación y estudio de la no-violencia con miras a difundir este tipo de acción cívica en el ambiente del país.

Su primera visita al Cajón del Maipo se produjo en 1958. Fue recibido en la mansión de la señora Victoria Manjón de Mackenna en San Juan de Pirque y paseado por todo el Cajón hasta la altura del río Yeso. A juzgar por lo que dijo, el impacto que ese paisaje produjo en él fue grande. Entre las tantas cosas que dijo, fue que el lugar le parecía particularmente apropiado para asentar ahí comunidades de tipo gandhiano de formación espiritual y acción cívica no-violenta. En parte su juicio se ha cumplido, por cuanto en ese lugar viven muchas personas y grupos dedicados justamente a profundizar en su formación espiritual y defender efectivamente el medio ambiente.

Mirando desde el corredor exterior de la mansión Mackenna hacia la montañas del costado norte-oriente, dijo que para su sensibilidad era “demasiado bello” y que si él viviera establecido en ese lugar, lo más probable que le ocurriría sería interiorizarse cada vez más profundamente atemperando su acometividad revolucionaria en el plano social. Tal fue su parecer dicho así al pasar, lo cual parece desmentir el hecho de que los defensores del medio ambiente que ahí viven han dado una lucha ejemplar sin ahorrarse esfuerzos ni riesgos.

Lanza del Vasto, dos o tres años después, volvió a visitar nuestro país y fue invitado una segunda vez al Cajón del Maipo, esta vez a casa de don Raúl Prebitch, situada entonces en una curva del camino que va por El Canelo. En esa ocasión, su encuentro con personalidades de la CEPAL no fue muy feliz por cuanto las opiniones sobre política y economía que él escuchó de sus anfitriones, con las que no estaba de acuerdo, motivó en él un mutismo discreto que terminó con una invitación, que el suscrito le hizo, a recorrer el mismo camino que antes había hecho hasta el río Yeso. Con este reencuentro con el maravilloso paisaje se salvó el impasse.

Actualmente, la comunidad de El Arca en Francia tiene cinco filiales en otras provincias. La Iglesia Católica, que en un principio resistió a la comunidad por una supuesta heterodoxia, hoy la acepta como una comunidad modelo de personas que viven a cabalidad lo esencial del evangelio de Cristo.

Lanza del Vasto, hace más de quince años, falleció rodeado de sus discípulos en una comunidad filial de El Arca fundada en Asturias, España. DdO

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