Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 50 - Año VIII, Primavera 2009
EDUCACION
PEDRO DOMANCIC KRÜGER

Querida hija, Tu mamá me ha contado de tus angustias por los exámenes que te abruman, porque los estudios universitarios te parecen ya un esfuerzo exasperante y que tienes ganas de tirar todo por la borda. Me cuenta también de las penas que te causa todo este esfuerzo…

Querida hija, la vida completa es como una gran sala de clases: el aprendizaje comienza en el primer beso de dos células y termina cuando salimos a recreo, con la campana de nuestro último suspiro.

También se puede decir que la misma vida, como los estudios y como tantos proyectos que uno emprende al interior de esta «escuela», es como una maratón.

No hay aprendizaje, no hay avance si uno no queda con los músculos un poco adoloridos. Esa es la señal que se creó fibra muscular permanente.

Para lograr este resultado no queda otra que tener fuerza de voluntad y persistencia. Además, por supuesto, de entrenamiento, alimentación e
 


hidratación adecuadas. Y por supuesto muchas otras cosas como ganas, entusiasmo, pasión, gusto por lo que se está haciendo: de ahí se obtiene la energía para moverse... la voluntad y la persistencia son para seguir cuando se presenten las dificultades.

Hay varios momentos en una maratón donde esas habilidades, voluntad y persistencia, son especialmente necesarias.

Primero y de todos modos, al comienzo, para levantarse, vestirse, ponerse las zapatillas, salir de la inercia y “echar a andar la máquina”. Después se corre bien hasta que se produce un primer cansancio, las primeras ganas de parar, que corresponden a un cansancio psicológico más que físico... primer momento en que hay que darse ánimo para seguir no más. Eso pasa luego... entonces se puede seguir corriendo con facilidad, por un período largo... hasta que viene el segundo cansancio... este sí que es real... no es sólo psicológico... efectivamente las reservas de energía se van agotando... y no obstante se puede seguir adelante... con voluntad y persistencia...

Y todavía hay un tercer cansancio, que es terrible, tanto que se llama “la pared». Parece que hubiera un muro invisible que no te deja avanzar y es imposible hacer cambio de ritmo o pensar algo... se sigue sólo por inercia, con el único ánimo de llegar y poder leer la palabra Meta en algún momento.

No obstante todas estas caracterizaciones, que te animan a seguir más allá de los dolores que significan el esfuerzo, hay que tener mucho cuidado con no sobrecargarse, no pasar más allá de los límites, pues se pueden producir desgarros musculares difíciles de curar... entonces, cada uno, en conocimiento de su propio cuerpo, de sus propios recursos y habilidades, de sus propias reservas de energía, debe forzarse hasta ese límite prudente que logra producir fibra muscular sin producir desgarros.

Por eso es de muuuuuucha importancia alternar ritmos de esfuerzo con ritmos de descanso (de descanso real, querida hija... los carretes no son descanso... son relajo y dispersión sicológica, que también tienen algún valor, pero no son descanso real).

Otra cosa: en muchas carreras he visto llegar a los corredores a la meta, incluso a los que ganan, y ponerse a llorar. Yo mismo he sentido ganas de llorar, producto de ese esfuerzo máximo. Lo he visto incluso en el cross country del colegio.

Mi conclusión es que es una reacción natural, cuando uno se esfuerza mucho en alguna «maratón», sentir un poquito de angustia y ganas de llorar... No dejes que ese sentimiento te domine, sólo obsérvalo, ámalo, acéptalo con naturalidad... también es una muestra de la emoción que produce la presencia del Amor en tu vida.

Entonces, querida hija, te deseo mucho ánimo en tu fase final de esta «maratón» en la que estás, esfuérzate lo más posible sin producir desgarros, acepta y ama ese poquito de angustia que puedes sentir y sigue adelante hasta cruzar la meta... y la nota que obtengas no tiene ninguna importancia, puede ser un cuatro, un cinco, un seis o un siete... Porque el valor, el oro, estaba en el camino no en la meta.

Incluso puedes reprobar una o varias asignaturas y no tiene importancia... el oro estaba en el camino y no en la meta. Hay un dicho por ahí que dice... «si pierdes, no pierdas la experiencia»... Se puede agregar también: «si ganas, no pierdas la experiencia», no pierdas el viaje... (si te queda un minuto lee «Viaje a Itaca» de Konstantinos Kavafis... obviamente lo puedes googlear).

De más está decirte que si estás haciendo algo para quedar bien con tu papá o con tu mamá, te puedes sentir totalmente liberada de ese sentimiento o de ese compromiso... lo haces exclusivamente por ti... Yo y tu mamá ya nos sentimos muy felices por tu camino, no por tus Itacas. Estoy seguro que si se buscan las raíces profundas de la palabra Meta, más allá de las raíces griegas o latinas, se encontrará que su significado es Mí Mismo.

Un abrazo por el lado izquierdo... ¡o sea de corazón a corazón!

PEDRO DOMANCIC, PAPÁ

Comentarios en: www.atentidad.blogspot.com

Volver a Inicio