Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 50 - Año VIII, Primavera 2009
LINTERNA-TURA
JUAN CARLOS FERIS CUMSILLE, joven autor cajonino

Una vez más me encuentro en esta situación. Si esto continua, me iré para no volver jamás. Mi familia lo sabe. Pero si es como si no lo supiera. Bueno, mi familia es especial. Esto es así y lo tengo que aceptar. A mí no me parece que reaccionen así ante esta realidad. Todo esto es parte de mí. De mi ser. De mi pasado. El cual ha sido tormentoso, pero a partir de mi pasado me puedo proyectar hacia un futuro, un futuro en el cual no tengo nada seguro. De esta especulación no se puede esperar nada, al fin y al cabo es solamente esto, pura especulación. A partir de esta especulación no puedo construir nada sólido. Hay que dar vuelta la página.

Bueno, es jueves otra vez. Tomo la micro en dirección a la consulta. Leo un poco durante el camino. Un par de horas más tarde llego a destino. Fue un traslado tranquilo. En la consulta hablamos de diversos temas. Durante la conversación surgieron algunas luces para resolver mis conflictos. En ocasiones pienso que soy un estúpido que no puede resolver sus problemas. No vale la pena que me esfuerce si los demás no ayudan a resolver todo esto. Un par de temas me quedaron dando vuelta en la mente. Me quiero olvidar de muchas cosas. Lo que me parece imposible. Es difícil hablar de estos temas. Este tipo destruyó lo que tenía. Con esto mi futuro se ve aún más confuso. Pensé mucho en esas cuestiones. Estoy cansado de ser el culpable de todo, quería olvidarme de todo. Me fui escuchando música. Pasé a tomarme un café al local de siempre. Ahí estaba la Kathy. Es la más rica del local. Pedí un cortado. Me quedé como una hora en este lugar. Estar aquí me ayuda a olvidar los problemas. La Kathy es muy bella. Ella no me
 


exige nada más que la propina. Pero lo que me da vale mucho más que eso. Nadie puede negar su existencia, pero muchos su asistencia. Son muchas cosas las que rodean a estos locales. Ya son parte de nuestro gran Santiago. Y de mí. Me marcho de este lugar. Me dan ganas de quedarme en el local. Pero no puedo.

Voy llegando a mi casa. Me encuentro con mi realidad. La dura realidad. Me encuentro con mi madre. Hablamos un poco, lo mismo de siempre. Mi hermano. Siempre con las mismas tonteras de siempre. Para lo único que llama es para pedir plata para un pito o una caja de vino. Estamos todos cansados con eso, pero él no quiere cambiar y no lo va hacer. Ya hicimos todo lo posible. Pero no se pudo. El con sus amigos nos cambiaron la vida. Nos robaron. Nos humillaron. Nos odiaron. Pero no cambiaron. Siguen así y van a seguir así. Ya los perdimos. No hay nada más que hacer. Simplemente tratar de olvidar. Nada más que eso… DdO

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