Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 59 - Año X, Verano 2012
LINTERNA-TURA
El hombre sin huellas
MIGUEL TUTERA

Me he dado cuenta de un tiempo a esta parte, de que he estado en muchos lugares y no he dejado huellas, y lo digo literalmente, no he dejado huellas... Lo supe la otra mañana oscura con atisbos de claridad de media tarde. Extraño, verdad, bueno, tan extraño como no dejar huellas. Yo me encontraba viendo el cielo como todos los días a las 11:03 minutos. Cuando terminé mi ejercicio, porque lo es, me estaba yendo y me di cuenta de que estaba parado sobre tierra, así que me detuve a mirar cómo eran las huellas que dejaba. De un momento a otro se me ocurrió y mi decepción fue mayúscula cuando me percaté que al caminar no dejaba huellas. Al principio me asusté y luego me di cuenta, o por lo menos eso creía, de que se debía a que andaba descalzo. Me vestí rápidamente y fui a una tienda y pedí urgente unos zapatos no importando marca ni calidad, solo me importaba que tuvieran huellas, y el vendedor me aseguró que dejaría huellas. Salí feliz con mis zapatos con huellas nuevas, ansioso de caminar por un lugar donde probar la calidad de mis huellas, hasta que llegué a una zona donde había tierra. Feliz corrí hasta esa zona e hice todos mis esfuerzos. Corrí, salté, pero nada, me saqué los zapatos y los arrojé lo más lejos que pude y luego me senté a llorar. De pronto se me acercó un tipo que nunca supe de donde salió y me preguntó a qué se debía mi congoja y le expliqué mi problema. El tipo sólo me escuchaba, hasta que me preguntó qué era lo que más amaba hacer y le respondí que me dedicaba a hacer poemas, y luego me entregó la solución: Desde ahora en adelante, adonde vayas, por todos los lugares donde camines, irás tirando tus poemas. En el momento en que le iba a agradecer tan buen consejo, el tipo desapareció tal como llegó, y desde entonces camino descalzo por todos los lugares donde voy, pero con la diferencia que ahora dejo mis huellas y la gente me conoce como el tipo que en vez de huellas deja poemas...

Fuera zapatos

Quítate los zapatos que quiero verte desnuda
sólo quiero que te quites los zapatos
déjate la ropa mujer...
quítate los zapatos
tu cuerpo me lo sé de memoria
tus pies ni siquiera los recuerdo.

 

Asesino

Te regalé el tiempo en pedazos
lo rechazaste por ambiciosa
envuelta en redes de ironía...
no aceptaste migajas
pensabas que todo te pertenecía
te armé de guijarros de colores
amarillos, rojos, marrones
te quería dar todo...
incluso te inventé colores
te amarré una soga al cuello
tal como tú querías...
te quería cerca
y tú estar cerca mío no querías
te inventé mil poemas
te inventé palabras
y las tiraste por el suelo
yo te regalé un sitio
tal vez no el más bello
me obligaste a alejarte de mi vida
y yo te abrí las puertas del cielo...

Fantasma

Te fui a buscar una tarde de invierno
y te encontré dormida
te grité al oído que te había encontrado
tú seguiste durmiendo
o eso parecía
derramé felicidad con mil estruendos
convoqué al dios de la risa
y al dios del trueno
pero tú no contestabas
un coro de ángeles rodeaba tu sueño
por la noche la luna palidecía tu piel
y te hacía eterna
la hojarasca se disfrazaba de espuma
los sonidos de la noche
ocultaban mis lamentos
de pronto se me ocurrió tocarte
detuve mis pasos... me retracté
ya era hora que despertaras.

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