Revista Dedal de Oro N° 64
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 64 - Año XI, Otoño 2013

EVENTOS HIDROMETEOROLÓGICOS

LLUVIAS DE VERANO EN LA CORDILLERA
ALEJANDRO VIAL LATORRE, Geógrafo, profesor de Geomorfología Aplicada y Geología en la Universidad de Santiago
de Chile (USACH) y Encargado de la Unidad de Patrimonio Cultural del Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente.
Estero San José, 21 de enero 2013.
ESTERO SAN JOSÉ, 21 DE ENERO 2013: DESPUÉS
DEL RECIENTE ALUVIÓN, LAS AGUAS BAJAN COMO
CHOCOLATE ESPESO DESPUÉS DE HABER ARRASADO
CON TODO LO QUE ENCONTRARON A SU PASO...

El pasado verano, dos episodios de precipitaciones en la cordillera del Maipo fueron noticia porque acarrearon cortes en el suministro de agua potable en la Región Metropolitana.

La prensa cubrió abundantemente los hechos y muchos opinaron cuestionando la fragilidad del sistema de abastecimiento de agua, culpando algunos a los trabajos de construcción de la futura central hidroeléctrica Alto Maipo.

Pero ¿qué es lo que explica lo ocurrido? Un simple hecho natural, derivado de lo que se llama "movimiento aparente del Sol entre los trópicos", esto es, el desplazamiento que se produce estacionalmente del sistema planetario de vientos, hacia el norte desde diciembre a junio y hacia el sur entre junio y diciembre. Esto, sabido es, como consecuencia de la inclinación del eje terrestre, que origina las estaciones del año.

Nuestro problema es que, siendo un país recorrido en su mayor extensión por un par de cordilleras, no sabemos convivir con ellas e ignoramos casi todo lo que ocurre en sus alturas.

Así, pues, los mal llamados "fenómenos" que originaron los aluviones que dejaron a Santiago sin agua potable -y que, afortunadamente, no provocaron víctimas- son producto de las lluvias producidas por los vientos alisios (vientos del este) al remontar la cordillera y precipitar la humedad que traen al encontrar menores temperaturas en las alturas. La misma explicación funciona para las lluvias de verano que se producen en el altiplano nortino, en el también mal llamado "invierno boliviano". Lo cierto es que lo "normal" en casi todos los climas del planeta es que las lluvias se presenten o tiendan a concentrarse en la época estival; pero nosotros "gozamos" del clima llamado "mediterráneo", que presenta la anomalía de tener estación seca en verano y lluvias en invierno.

La Cordillera de los Andes de Chile Central presenta todos los años eventos hidrometeorológicos que producen alteraciones en la tranquilidad de los habitantes de nuestro país y la evidente atención de los medios de comunicación, debido a los daños provocados sobre la infraestructura o las personas afectadas. Pero -dado el propio déficit de conocimientos al respecto- poco y nada se hace en gran escala para prevenir los desastres. Hay un largo historial en la comuna de San José de Maipo sobre el tema: los "rodados" de San Gabriel; la corriente de barro que arrasó el campamento de los trabajadores que construían la central hidroeléctrica de El Alfalfal, en 1987; el aluvión de la quebrada de Macul, de 1991; las frecuentes inundaciones por las lluvias invernales en la parte alta y las comunas del poniente de Santiago, son ejemplos de esta cordillera "viva".

Las situaciones no obedecen a la misma concatenación de hechos. Los comentados aluviones de este verano, como está dicho, obedecen a la influencia de los vientos alisios; el desastre de El Alfalfal correspondió a la caída de una masa de nieve, lodo y piedras sobre el estero Parraguirre; las inundaciones del Santiago urbano corresponden a lluvias invernales producidas a alturas desusadas (la "elevación" anormal de la isoterma cero) haciendo que caiga agua líquida donde regularmente cae nieve; en fin.

La misma localidad de San José de Maipo vive con la "espada de Damocles" del deslave del cerro Divisadero, que se cierne sobre la parte alta del pueblo. Sector de la ladera que puede escurrir en forma de corriente de solifluxión si llegara a colmatarse de agua por efecto de una lluvia abundante y prolongada o por la fusión de una importante cantidad de nieve que se pudiera depositar en lo alto del cerro. Las autoridades locales se encuentran atentas al hecho y cada vez que se produce un evento de ese tipo, se monitorea de inmediato el comportamiento de la ladera.

Pero no hay recursos ni "cultura de desastres" que permita hacer la misma vigilancia en toda la extensión de la montaña. Un buen mapeo geomorfológico puede señalar la ubicación de los "corredores de avalancha" de los cuales hay que cuidarse. Los suizos provocan avalanchas controladas cuando la cantidad de nieve acumulada en esos sectores alcanza volúmenes riesgosos.

Así como el país, la comuna debe contar con un plan de prevención, reacción y mitigación de los efectos de estos procesos naturales que, al afectar las instalaciones y vidas humanas, se transforman en desastres naturales.

 
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