Revista Dedal de Oro N° 64
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 64 - Año XI, Otoño 2013

HISTORIAS DE UN HUASO ARRIERO

LA CALLE DE LA LÍNEA
HUMBERTO CALDERÓN FLORES
ALAMEDA JUNTO A LA VÍA FÉRREA EN LA CALLE DE LA LÍNEA
"...AL RELEER LO ESCRITO EN EL DEDAL DE ORO Nº 63,
LA FOTOGRAFÍA DE LA CONTRATAPA FUE LO QUE TRAJO
EN TORBELLINOS LOS RECUERDOS A LA MEMORIA...
ESA ALAMEDA JUNTO A LA VÍA FÉRREA EN LA CALLE DE
LA LÍNEA, COMO LE DECÍAN, ME HIZO HUNDIRME CON
EMOCIÓN EN LA REMINISCENCIA DE LAS ALEGRÍAS VIVIDAS..."


CALLE DEL RÍO, 2013. EL AUTOR DE ESTAS LÍNEAS EN LA EX CALLE DE LA LÍNEA
CALLE DEL RÍO, 4 DE MARZO 2013. EL AUTOR DE
ESTAS LÍNEAS EN LA EX CALLE DE LA LÍNEA, EN LA
QUE VIVE ACTUALMENTE. ESTA FOTO ESTÁ TOMADA
DE SUR A NORTE, EN CONTRAPOSICIÓN DE LA FOTO
ANTIGUA (ARRIBA), TOMADA DE NORTE A SUR, EN LA
QUE SE PUEDE VER CLARAMENTE LA LÍNEA FÉRREA.

Qué hermoso es poder escudriñar en los recuerdos de la niñez; agradecer al Altísimo, que aún me permite hacerlo. Unos recuerdos hacen que florezcan otros. Mirar una fotografía, una conversación, leer... Justamente, al releer lo escrito en el Dedal de Oro Nº 63, la fotografía de la contratapa fue lo que trajo en torbellinos los recuerdos a la memoria.… Esa alameda junto a la vía férrea en la Calle de la Línea, como le decían, me hizo hundirme con emoción en la reminiscencia de las alegrías vividas en los potreros que había tras esos álamos gruesos, altos, añosos, que en otoño tapizaban la vía férrea, la calle y los potreros con sus hojas amarillas y beige, que crujían al ser pisadas o que eran transportadas por montones por el viento. También significaban un peligro de incendio al paso de las locomotoras a carbón, cuya combustión en las calderas hacía que por el cañón de escape, junto con el humo salieran chispas que encendían las hojas. Y mire usted, amigo lector, deduzco ahora que por ignorancia nos habían dicho que el respirar ese humo era bueno para purificar los pulmones. Ese humo tenía un olor característico y agradable, pero hoy analizo que venía cargado de CO2, o sea, smog.

En invierno, estos álamos de color gris, altos y espigados, se veían hermosos por la nieve pegada en sus ramas. Llegaba la primavera y volvían a cubrirse de brillantes y tupidas hojas de verde intenso, que más tarde producían reparadora sombra en las tardes estivales. Haré un recuerdo nostálgico; mi padre decía: "Los sauces se ponen traje nuevo para el 18 de septiembre y los álamos el 12 de octubre, fecha en que se cubrían de hojas nuevas".

Bien. En el número anterior de esta revista llegamos recordando hasta la casa de don Eduardo Barrios. Ahora, desde allí, bajamos al potrero interior, pasada la vía férrea, y miramos desde el barranco hacia el río Maipo. Allí había una gran y hermosa piedra de color blanco, que llamaban "la piedra de los enamorados". Había libre acceso para bajar hasta ella por el potrero El Nogal. Estando sobre la piedra se podía contemplar y escuchar el murmullo del paso de las aguas. A ese lugar se le denominaba "El Puquio". Tenía grandes sauces llorones que fueron puestos sobre un muro de piedras y tierra, amarrados por la raíces, permitiendo que allí se formara una larga y hermosa laguna de aguas frías y cristalinas, surtida por una gran vertiente que allí brotaba. Entre los sauces y el río había un césped verde y tupido que hacía gozar más de ese incomparable sitio de solaz. Este lugar perdió su encanto cuando al hacer el alcantarillado de San José, en el año 1945 más o menos, se hizo llegar hasta allí el ducto para vaciar las aguas servidas al Maipo, produciendo pestilentes olores que alejaron a los visitantes. Hoy es totalmente prohibido llegar hasta allí, pues en el potrero El Nogal se instaló la planta de tratamiento de aguas servidas del alcantarillado de San José de Maipo, cuyas aguas son devueltas al río.

Siguiendo nuestro recorrido hacia el sur, llegamos a un terreno que por muchos años, en la barranca hacia el río, fue el basural de pueblo. Aprovechando su largura y el estar ubicado en zona despoblada, después se construyó allí el Polígono, con blancos para tiro a 100 y 200 metros. El Club de Tiro al Blanco Ambrosio O'Higgins fue creado en 1939. El armamento y municiones se entregaba a los deportistas bajo el control del Regimiento Ferrocarrileros de Puente Alto. Hoy ese lugar está poblado y se le denomina Villa Claudio Arrau. Lo que hoy son las poblaciones Chacarilla, Ignacio Carrera Pinto, Los Pitufos y otras junto al río, fue antes el potrero La Chacarilla, siempre verde, con caballares y vacunos pastando. La entrada, un portón de gruesas maderas, estaba frente a la calle 3 Norte. Al costado derecho existía una casa de adobón con pintura color ladrillo que habitaba Ño Cañita, que cuidaba de la mantención del predio. Las vacas lecheras se llevaban de arreo hasta los galpones y luego de ordeñarlas eran devueltas al potrero con sus terneros, que se habían separado en la tarde del día anterior. Al encargado del arreo de vacas y terneros le decían Pichico. Esta actividad siempre la hacía cabalgando en forma tranquila con una huasca en la mano, pero reaccionaba violento cuando le gritaban ¡Pichico, caballo malo!

La Escuela Fiscal de Hombres estaba ubicada entre la actual Municipalidad y el Departamento de Medioambiente, Aseo y Ornato municipal. Una vez, al ver pasar a Pichico por la Calle de la Línea, un alumno le gritó: ¡Pichico, caballo malo!, y entonces él, al galope, con enojo, subió las gradas de concreto vociferando… Ante aquello, salió el director tratando de calmarlo, diciéndole: "¡Señor Pichico, qué le pasa!". Pichico le respondió: "¿Vos también…?", y le lanzó un azote.

Al poniente de la Calle de la Línea seguía La Quinta, campo que incluía la Casa del Pueblo. En este lugar, junto a la calle, estaba la gran alameda de la fotografía. Estaba dividida en dos potreros y el bajo, que lo separaba una abrupta barranca, a cuya orilla había ciruelos, guindos y unos perales enormes. Por el bajo escurrían, formando un pantano, las aguas sobrantes de riegos. Incluso, cuando el río Maipo crecía mucho con los deshielos, más arriba se formaba un pequeño brazo que inundaba aún más el pantano. Cuando las aguas eran claras se hacían pozas cerca del río y los alumnos se arrancaban de la escuela a bañarse en el tiempo que quedaba entre el fin de la jornada de la mañana y la tarde.

Siguiendo con el recorrido del recuerdo llegamos al matadero, hoy bodega municipal. Allí se faenaban vacunos, corderos, chanchos, etc., con lo que se abastecían las necesidades del pueblo y los sanatorios. Los restos eran botados sin ningún tratamiento a la barranca. Como niños, entrábamos a mirar la faena, y por reírse desafiaban a que pasáramos a pie pelado por un cuero fresco de vacuno estirado sobre el cemento por el lado interior hacia arriba, lo que se convertía en puros porrazos sobre el cuero. ¡Cuántos tomamos sangre caliente de aquellos vacunos, que la recibíamos formando un depósito con las manos! Muchas veces vi a enfermos de TBC del sanatorio tomarse un jarro de sangre, lo que los arrebataba. Algunos se quedaban dormidos en la puerta del matadero. Otro recuerdo: los matarifes nos regalaban la vejiga del vacuno, y la inflábamos y nos servía de pelota hasta que se secaba. ¡Adiós pelota!

Hemos llegado al camping. Bien sabemos lo que está sucediendo con él en la actualidad. Este terreno fue comprado por la Municipalidad a don Miguel Moyano. El primero en forestarlo con los álamos que hoy posee fue el alcalde Pedro Espinoza Acevedo, con estacas que trajo desde su campo en San Vicente de Tagua Tagua en 1974, las que siendo unos simples palos fueron plantadas en muchas localidades de nuestra comuna. Con preocupación, amor y cuidado se han transformado en los grandes árboles que hoy nos hacen disfrutar de su belleza y sombra en estos calurosos días estivales. Las mesas metálicas que allí están dispersas entre los árboles fueron confeccionadas en el taller de la Escuela Mixta Superior Nº3, hoy Escuela Julieta Becerra, cuando el alcalde era Walton Ojeda Vargas. En este terreno, en 1958, después del terremoto de Las Melosas, que destruyó La Volcanita en El Volcán, se quiso instalar la Industrial Volcanita, pero el alcalde de la época se opuso porque echaría a perder el aire del pueblo. Entonces la industria se instaló en Puente Alto. Más o menos en 1977, el alcalde Alberto Polloni Roldán mandó a hacer una maqueta que exhibió en la Municipalidad, la cual tenía una laguna para botes e incluía una cafetería en una isla al medio de la laguna. ¿Qué se hizo este proyecto?

Así hemos llegado al extremo sur, la Cañada Sur, predio que llegaba hasta el río. En su primer nivel estaba la piscina municipal, surtida sólo con agua del estero San José. Alrededor estaban los camarines, una casita para el cuidador y grandes y frondosos árboles con prados que permitían tenderse, y que era el punto de reunión de la juventud. También era ocupado como zona picnic por habitantes locales. En el segundo nivel estaba el Club de Huasos Unión Campera, y ahí se construyó la medialuna que aún existe. Posteriormente la Municipalidad pasó a EMOS el predio correspondiente a la piscina, haciéndose allí las captaciones para el agua potable de San José, la que antes era surtida en forma directa desde el estero San José.

 
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