Revista Dedal de Oro N° 70
Versión electrónica de la Revista Dedal de Oro. Nº 70 - Año XIII, Primavera 2014

LINTERNA-TURA

El autor, Alfredo Ignacio Farías Álvarez, chileno, nació en 1949 y escribe poesía desde hace cinco años. Anteriormente hemos presentado otros poemas suyos. El año 2012 ganó el 3er. premio en poesía,
categoría nacional, en el 1er. concurso Internacional "Mundo Literario de Limache y la Casa de la UNCO".
Cuenta con 4 libros para publicar.

Las estaciones del amor

Recuerdo que ambos, con alegría verdadera
formamos un fogón, con el tuyo amor y el mío
a su tibio amparo nunca sentimos el frío,
sus brazas acariciaron en la primavera.

A este amor, enero en el más misterioso arcano
lo tornó en voraz caldera, oh bendita estación,
el calor afloraba cual brazas en combustión,
la pasión llegó a su esplendor en el verano.

Las promesas esas de ofrecernos un retoño
se las llevó la brisa aterida del mes de abril,
con melancólica abulia que amortigua sutil,
brazas rojas fueron cenizas en el otoño.

Mi corta alegría, se trocó en dolor eterno,
sueños de renacer cenizas no pudieron ser
todas las llevó el agua y viento del atardecer
que infortunio, ha muerto el amor en éste invierno.

Sueño frustrado

Un niño me está mirando fijamente,
con sus pupilas tristes de ausencia,
el silencio de sus palabras no hizo eco
y no salió nada desde su boca muda.
Lo llamé… sin oídos no escuchó nada,
silencié mis pensamientos
para escuchar lo que decía.

Quiso moverse hacia mí
más sus piernas no existían,
sus brazos a mi alargados
en su inexistencia no me alcanzaron,
quiso enviarme un mensaje entonces
con unos rítmicos latidos,
pero un corazón no se encontró.

Entonces corrí para abrazarlo
y calmarle todos sus miedos,
pero solo abracé …aire
…el vacío de su ausencia.
Adiós mi niño, esperanza mía
la fe ya no lame mi gran sueño.
Adiós…hijo varón que nunca tuve.

 

Del Oriente al Occidente

Oh, mi pétrea y nevada cordillera,
mole fenomenal casi increíble,
tus cumbres laceran mi alma sensible,
eres roca, nieve, biombo y frontera.

Oh, mis transversales valles, la era
feraz en primavera inamovible,
preñada en vientre de hilera impasible,
de donde se nutre la patria entera.

Oh, mar Pacífico inconmensurable,
proveedor del maná deleitable,
besan tus aguas a nuestro litoral,

dejando en él huella fresca y salobre,
clamoroso recuerdo a todo hombre
que un futuro de esplendor está en el mar.

El buscador de perlas

¡A mis años, devenido en poeta!
buceo en el mar de Literatura,
cual mendigo buscando en la basura,
en las conchas de nácar bellas perlas.

¿Que deberé hacer? ya están todas ellas
despojadas, veo con amargura,
otros al pisar rompen y trituran
más fácil del cielo coger estrellas.

¿Poeta? ¿dónde y cuando lo he ganado?
si buceando perlas nunca encontré,
tan sólo yo me he autodenominado.

Nací tarde a la poesía, ya lo sé
las perlas todas se las han llevado,
y llorando sus ausencias moriré.

 
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