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                    | Gastón 
                        Soublette Asmussen |  La 
                  sinfonía como representación del Mundo.
                  
                  
                 
                  orquesta moderna.
                Además Beethoven, en lo que a la forma se refiere, consciente
                de la flexibilidad de la forma sonata que rige la estructura de
                la sinfonía, amplió sus posibilidades al máximo,
                desarrollando el discurso sinfónico hasta darle a esta
                forma musical dimensiones monumentales. Todo lo cual rompió
                el marco del estilo decorativo de discretas dimensiones en el
                que Mozart y Haydn se expresaron.
                    | Con
                        el advenimiento de Ludwig van Beethoven al historial de
                        la música, la sinfonía dejó de ser
                        una forma musical más entre otras, por la envergadura
                        del coro instrumental que él concibió, en
                        el cual todos los instrumentos desempeñan funciones
                        importantes. En las sinfonías compuestas por sus
                        antecesores, entre los que debemos contar a dos de los
                        hijos de Bach, se empleaba una orquesta de no más
                        de treinta ejecutantes con un predominio casi absoluto
                        de las cuerdas, más el leve colorido de algunos
                        instrumentos de viento. En la orquesta beethoveniana,
                        a partir de la tercera sinfonía, llamada Heroica,
                        los instrumentos de viento se funden con los de cuerda,
                        o intervienen acoplados en coros instrumentales autónomos
                        o en pasajes concertantes solistas.  Por eso  se  puede  afirmar
                        que  |  |  Beethoven
                      fue el creador de la |  
                  
                    |    debió
                      arrancar  la dedicatoria de la en  lo  que 
                      Beethoven  vio  una  vil guerras
                       de  conquista   que   éste
                      revolucionario   más  allá  
                      de   las enemigo jurado de  su  patria,  por |  |   Las
                        sinfonías de Beethoven no fueron compuestas para
                        ser oídas en salones aristocráticos, sino
                        en salas de concierto o teatros a los que entonces empezaba
                        a concurrir gente de diferente extracción social.
                        En la atmósfera de la época ya se sentía
                        la tensión generada por la revolución francesa,
                        y los ideales de libertad, igualdad y fraternidad estaban
                        ya en la mente de muchos. Beethoven acogió con
                        entusiasmo ese mensaje revolucionario e hizo suyos los
                        ideales democráticos, en todo lo cual debemos ver
                        la motivación última de los cambios que
                        él introdujo en la estética musical de su
                        tiempo, reflejando en ella el espíritu de los cambios
                        sociales, por una parte, y el ideal heroico que de hecho
                        se impuso a comienzos del siglo XIX a causa de las guerras
                        napoleónicas. Beethoven dedicó su Sinfonía
                        Heroica al primer cónsul del gobierno revolucionario
                        francés, Napoleón Bonaparte, pero muy luegopartitura cuando ese primer cónsul se autoproclamó
                        emperador, traición a los ideales que éste
                        había pretendido representar. Las emprendió
                        entonces bajo el pretexto de llevar el mensaje fronteras
                        de Francia, lo transformaron para Beethoven en un
 eso,
                        de la admiración, él pasó al desprecio
                        y al odio.
 |  Las
                  guerras napoleónicas movilizaron grandes ejércitos
                  en todos los países de Europa, y el continente se llenó
                  de héroes, a los que debemos agregar también los
                  así llamados libertadores de América. Ese espíritu
                  heroico y marcial le imprimió un sello inconfundible
                  a la mayor parte de las sinfonías beethovenianas. Entre
                  ellas la Quinta, que pasa por ser la más popular, es
                  justamente la más marcial y la más napoleónica.
                  Su último movimiento, de un ritmo de marcha triunfal
                  arrollador, describe con pelos y señales una de esas
                  célebres batallas, que los pintores de la época
                  estamparon en telas de grandes dimensiones, y en las cuales
                  se ven flamear pendones al viento, y a los oficiales y reyes
                  y emperadores posando en actitudes épicas, exhibiendo
                  suntuosos uniformes, sobre corceles encabritados. En franca
                  oposición al melodismo neoclásico de sus antecesores,
                  Beethoven concibe temas rítmicos, simples y contundentes,
                  los que en muchos casos representan una franca agresión
                  al concepto clásico de melodía. En muchos casos
                  también introduce en su orquesta toques que son típicos
                  de las bandas militares de la época. Por otra parte,
                  la filosofía humanista iniciada por la Ilustración
                  en Francia, Inglaterra y Alemania, le entrega un ingrediente
                  fundamental para el cambio estético que él generó,
                  a partir de cero, debiendo recrear todos los elementos de una
                  nueva manera de concebir el arte de componer música.
                  Es una música destinada a una sociedad libertaria, en
                  la cual el compositor realiza un replanteamiento de lo que es
                  el ser humano y su destino. En ese sentido su música
                  deviene meditativa, grave, y a la vez, inteligente, dinámica
                  e intrépida. Todo este
                  proceso de replanteamiento de lo humano y lo social es lo que
                  generó el proyecto de componer una súper sinfonía,
                  cuyo último movimiento incluyera a la voz humana. Tal
                  fue su célebre Novena, obra que para todos los pueblos
                  del mundo se ha transformado en algo así como un ritual
                  democrático. En esa obra, en la que madura cabalmente
                  la experiencia de Beethoven en el arte de componer sinfonías,
                  el compositor incluyó todo, es decir, los tres temas
                  fundamentales de la filosofía universal, esto es, el
                  ser humano, el mundo y Dios. La simplicidad y elocuencia del
                  tema cantado por el coro (que hoy cantan todos los hombres de
                  buena voluntad del mundo) surgió de los ideales estéticos
                  impuestos en Francia por los primeros gobiernos revolucionarios,
                  y el modelo de cantata heroica que resulta del desarrollo, surgió
                  de la música del mismo espíritu que desde fines
                  del siglo XVIII se compuso para las grandes fiestas con que
                  se celebraban en París los aniversarios de la toma de
                  la Bastilla, esto es, la Fiesta del Ser Supremo, la Fiesta de
                  la Naturaleza, la Fiesta de la Juventud, etc., todas celebradas
                  con asistencia de cientos de miles de espectadores en el Campo
                  de Marte de la ciudad luz. Las enormes orquestas con gran cantidad
                  de instrumentos de viento que entonces se usaban, por ser música
                  al aire libre, y las enormes masas corales que se fundían
                  con las instrumentales, son las que Beethoven tuvo en la mente
                  al componer su Novena Sinfonía con su Himno a la Alegría.
 
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