|  
            
               
                
                
              | :: 
                PERSONALIDADES. 
 
  |   
                |  
                     Parirás 
                    con dolor y te ganarás el pan con el sudor de tu frente 
                     
                      
                      |  En 
                          la columna anterior de esta serie conversábamos 
                          sobre la Primera Ley de la Termodinámica, que 
                          nos enseña, hasta dónde sabe la ciencia 
                          “occidental”, que en el universo la materia 
                          y la energía no pueden ser creadas ni destruidas, 
                          siendo cantidades fijas que han estado transformándose 
                          de un estado a otro desde la creación del universo. 
                          Es mucho más misterioso para nosotros el cómo 
                          la energía se transforma en materia, es decir 
                          el proceso creativo, organizador, dentro del universo, 
                          que el proceso inverso de cómo se transforma 
                          la materia en energía en una suerte de proceso 
                          destructivo, sin olvidar que creación y destrucción 
                          son las dos fases del mismo proceso recurrente en el 
                          cual parece estar involucrado todo el universo. |  |   ¿Por 
                          qué no tienden naturalmente, sin esfuerzo, a 
                          aumentar la armonía, la belleza, la gracia y 
                          la plenitud en la biosfera?
 |   
                    Algunos 
                      de nosotros sabemos liberar demasiado bien la energía 
                      nuclear de la materia, al punto que hoy podríamos 
                      aniquilar todo lo vivo, y sin embargo no sabemos crear ni 
                      la más mínima forma de vida ni en el más 
                      sofisticado de los laboratorios. Los científicos 
                      saben manipular y alterar lo viviente, pero no crearlo. 
                      Lo vivo tiene que provenir de lo vivo en línea directa. 
                      Sólo la materia organizada sabe re-producir con esfuerzo 
                      su propia organización. Hay aquí un misterio 
                      creativo que nos elude. De hecho, tampoco hemos aprendido 
                      mucho con nuestro talento destructor. No entendemos cabalmente 
                      lo que son la energía, la materia, la luz o el electromagnetismo. 
                      ¿De dónde proviene entonces nuestra “pericia” 
                      nuclear y nuestra impresionante capacidad para manipular 
                      masivamente la materia y la energía de la biosfera? 
                      Es probable que la Segunda Ley, o Ley de la Entropía, 
                      nos ayude a resolver en parte esta interrogante. LEYES 
                      NORMATIVAS Nuestro interés 
                      por la termodinámica no es casual. ¿Podrán 
                      estas leyes, que han fascinado a los mejores científicos 
                      de este siglo, sugerirnos normas de conducta para el individuo 
                      y las colectividades que contribuyan a una mejor integración 
                      de la humanidad a la biosfera? La Primera Ley ya nos está 
                      sugiriendo que el fenómeno de la vida involucra tales 
                      vastedades de tiempo, espacio y organización como 
                      para que seamos humildes con nuestras teorías y delicados 
                      con nuestros actos, lo que no implica que no podamos ser 
                      casi desaforadamente creativos con nuestro arte, mitos, 
                      ritos y cosmología. La Segunda Ley reafirma esta 
                      conclusión, con una nota de urgencia, al dilucidar 
                      otro aspecto del comportamiento de la energía y de 
                      la materia que está relacionado con nuestro talento 
                      destructor: en términos macroscópicos, la 
                      materia del universo sólo puede transformarse en 
                      un solo sentido, el de la disipación y la desorganización. 
                      La Ley de la Entropía es en cierto modo una expresión 
                      de la existencia de la mortalidad, del deterioro, de lo 
                      finito en el universo. En todo proceso biológico 
                      siempre hay “pérdida”, y es por esto 
                      que no existe la inmortalidad en el universo conocido. Desde 
                      el momento en que nacemos realmente empezamos a morir, y 
                      nada puede revertir este proceso que llamamos envejecer. 
                      Y esto no es una característica solo de lo microscópico, 
                      ya que se supone que nuestro sol y hasta las galaxias envejecen 
                      y mueren. TALENTO 
                      DESTRUCTORLa Entropía 
                    es también la “Ley del Trabajo”. “Parirás 
                    con dolor y te ganarás el pan con el sudor de tu frente” 
                    es pura sabiduría termodinámica. ¿Por 
                    qué cuesta tanto trabajo mantenerse vivos? ¿Por 
                    qué cuesta tanto crear, darle sentido a nuestras vidas, 
                    u organizarse familiar, comunitaria, o, para qué decir, 
                    humanitariamente? ¿Por qué se desmoronan año 
                    tras año los cerros en San Alfonso? Todo ese barro 
                    y piedra que pasa de rodado a estero a río a mar, en 
                    los tiempos de nuestra presente biosfera ya nunca volverá 
                    a ser montaña. ¿Por qué se extinguen 
                    cada día más especies animales y vegetales, 
                    disminuye el humus, crecen los desiertos y desaparece con 
                    ritmo vertiginoso el cinturón selvático de nuestro 
                    planeta? ¿Por qué aumentan hoy en día 
                    exponencialmente la contaminación, la enfermedad, la 
                    delincuencia, el belicismo, la miseria? ¿Por qué 
                    no tienden naturalmente, sin esfuerzo, a aumentar la armonía, 
                    la belleza, la gracia y la plenitud en la biosfera? Con una 
                    motosierra de poderoso y explosivo motor basta un momento 
                    para derribar una Araucaria de mil años. Bastaría 
                    el relampagueante segundo de unas pocas explosiones atómicas 
                    simultáneas para apagar, con una noche nuclear gris 
                    e irrevocable, los millones de años de vida en la tierra. Los científicos 
                      se quiebran la cabeza tratando de entender cómo lo 
                      vivo, lo bio-lógico, logra llevarle la contra a la 
                      entropía del universo. Pero hay límites a 
                      la milagrosa pujanza de lo vivo en un sistema planetario 
                      que envejece. ¿Lograremos 
                      salirnos del remolino entrópico de la fuerza bruta 
                      en el que se ha emborrachado la humanidad urbano-industrial-tecnológica-militar, 
                      o seguiremos en forma odiosa y suicida contribuyendo a la 
                      entropía y la muerte de toda la biosfera?  
                    
 |  |