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                    | Gastón 
                        Soublette Asmussen |  El 
                  sentido y la mutación permanente de la sociedad China. 
                Uno de los 
                libros más difundidos en el mundo es el Tao Teh King de 
                Lao Tse, maestro chino del siglo VI antes de Cristo, nombre que 
                corresponde exactamente a la traducción de Libro sagrado 
                del sentido y su virtud. La palabra Tao, que en este título 
                se ha traducido por la palabra sentido, es el concepto más 
                elevado que generó la cultura china, y en él se 
                sintetizan las ideas de sentido, principio y ser supremo. Esta 
                última, sin embargo, podría inducirnos al error 
                de pensar que la palabra Tao podría traducirse sin más 
                por la palabra Dios, como algunos comentaristas católicos 
                de los textos chinos lo han hecho. El hecho es que el concepto 
                de Dios para los occidentales está muy marcado por el carácter 
                antropomorfo que le da la versión bíblica del ser 
                supremo, y entre occidentales un tal significado de la palabra 
                Tao no sería conveniente. En todo caso, algo muy próximo 
                al ser supremo contiene la palabra Tao, pero no en referencia 
                al ser supremo de la religión, sino al de la filosofía, 
                incluido el concepto del ser supremo que se deduce de los textos 
                vedánticos hindúes. 
                   
                    | Este 
                        libro pequeño pero contundente y difícilmente 
                        igualable en la literatura sapiencial de la humanidad, 
                        fue escrito en una época en extremo convulsionada 
                        del imperio chino, la época así llamada 
                        de los reinos combatientes; época en 
                        que el poder imperial se debilitó en desmedro de 
                        la unidad nacional, por cuanto los estados feudales que 
                        componían el imperio se independizaron, a la par 
                        que sus soberanos se autoproclamaron reyes y vivieron 
                        en continuas guerras e intrigas diplomáticas. La 
                        secuela de estas guerras dejó el resultado aterrador 
                        de 30 millones de hombres muertos, lo cual, para la época, 
                        significa un verdadero genocidio. Fue el derrumbe del 
                        imperio antiguo... Pero lo curioso de esta tragedia reside 
                        en que fue justamente la época en que la reflexión 
                        filosófica apareció por primera vez en China. 
                        La pérdida de todos los valores tradicionales y 
                        el apocalipsis que configuró un tal estado de cosas, 
                        fue lo que impulsó a los sabios de esos siglos 
                        a elaborar una nueva concepción del mundo, que 
                        pudiera erigirse como estructura espiritual de esa enorme 
                        sociedad humana.  |  |  
                        Confucio, 
                        humanista chino que marca su acción en la empresa 
                        civilizadora y la alta cultura,organizador del libro I 
                        Ching.
 |  Tal fue 
                  la obra que emprendieron Lao Tse y Confucio. Lao Tse, a la manera 
                  taoísta, es decir, sin proponérselo, sintetizando 
                  la esencia de la sabiduría ancestral como quien manipula 
                  su pincel sobre el papel de arroz y se complace en trazar bellos 
                  caracteres negros sobre superficies blancas. Y hasta se ha llegado 
                  a decir que ni siquiera fue una iniciativa suya la redacción 
                  de su Tao Teh King, sino que lo hizo a pedido del guardián 
                  de la frontera occidental cuando se alejó del imperio 
                  y se fue a vivir entre las etnias indígenas de Tartaria. 
                  Confucio, en cambio, realizó su compleja y efectiva obra, 
                  deliberadamente, como quien está consciente de que la 
                  cultura de la dinastía Tchu le ha sido confiada a él 
                  por el Supremo Cielo para restaurar el orden imperial. Se trata 
                  de dos tipos humanos distintos. El primero es un místico 
                  que ha tenido en profundidad la experiencia cósmica y 
                  se siente fuertemente vinculado al pasado indígena del 
                  imperio; por eso aboga por una sabiduría de la naturaleza. 
                  El segundo es un humanista que también posee la clave 
                  de la vida interior y una concepción clara del orden 
                  sagrado, pero poniendo el acento en la empresa civilizadora 
                  y la alta cultura. Desde entonces, la civilización china 
                  posee dos vertientes fundamentales, esto es, una sabiduría 
                  de la naturaleza y una sabiduría de la cultura, lo que 
                  corresponde a lo que se ha acordado en llamar el Taoísmo 
                  y el Confucianismo. Los movimientos 
                  ecologistas contemporáneos, y en general todos los movimientos 
                  espirituales modernos que abogan por un cambio de paradigma 
                  cultural, han hecho un buen uso de los principios, elementos 
                  de juicio y enseñanzas para el cultivo personal que contienen 
                  los libros clásicos de ambas escuelas, especialmente 
                  el Taoísmo. En lo que se refiere al Confucianismo, a 
                  pesar de que algunas enseñanzas de Kung Fu Tse (Confucio) 
                  apuntan a un tipo de sociedad jerarquizada y feudal con un evidente 
                  refuerzo del patriarcado, su libro clásico más 
                  importante, el I Ching o Libro de las mutaciones, el último 
                  en ser elaborado y trasmitido a la posteridad, contiene ya en 
                  germen una feliz síntesis del legado de Lao Tse y el 
                  suyo propio. Este libro 
                  ha pasado a ser de hecho un clásico de la 
                  humanidad, como antes lo comenzó a ser el Tao Teh King, 
                  pero no sería del todo cierto afirmar que es un libro 
                  concebido y redactado por Confucio. Su origen se pierde en la 
                  noche de los tiempos, y según las tradiciones orales, 
                  consignadas por escrito por los historiadores clásicos, 
                  sus primeras versiones (elaboración de los signos primarios) 
                  se remontan al cuarto milenio antes de Cristo. A decir verdad, 
                  todos los grandes sabios antiguos que China tuvo colaboraron 
                  en la constitución de este texto sagrado, pero fue Confucio 
                  quien lo ordenó y comentó para hacerlo comprensible 
                  a las generaciones posteriores. En Europa entró en el 
                  siglo XVIII traducido por jesuitas franceses; lo conocieron 
                  Leibnitz y Hegel. De él este último extrajo su 
                  teoría dialéctica, la cual fue instrumentalizada 
                  por Marx y devuelta a China como ideología revolucionaria. 
                  En ese sentido puede pensarse que el cambio que experimentó 
                  China, del imperio a la república popular, fue el efecto 
                  de una influencia europea... La verdad es que todo partió 
                  del I Ching y volverá más temprano que tarde al 
                  I Ching, tal es el Tao (sentido) de la sociedad china...  
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